¿Cómo le llamarán en lo adelante?

Es obvio que, el otrora parque denominado “pulmón de la ciudad”, enclavado entonces en el mismo corazón de ésta, en una de sus partes más céntricas,  el que  fuera el complejo deportivo más completo del área del Caribe para la época, según los expertos, y una de las obras magnas de las llevadas a cabo durante los gobiernos del Dr.  Joaquín Balaguer – gestión 1970-1974 -, está en vía de plena desaparición, producto de las apetencias constructoras del actual Gobierno.

 

Del malogrado “Centro Olímpico Juan Pablo Duarte”, donde las juventudes de las tres últimas décadas, y gran parte de la cuarta, dispusieron de acogedores espacios para la recreación física y mental, los ejercicios corporales, y la práctica de las diversas disciplinas deportivas existentes, ya sólo quedan los recuerdos en las mentes de todos aquellos que tuvieron la oportunidad de hacer uso, y de disfrutar de sus magnificas instalaciones, dentro de un seguro ambiente de seguridad pública-ciudadana.

 

Aquella vistosa y extensa zona deportiva, adornada con sus refrescantes áreas verdes y frondosos árboles, que permitían la respiración continúa de  aires puros dentro de la ciudad, a los asiduos visitantes al lugar, fue construida a principios de la década de los años 1970, para servir de escenario principal, en ocasión de celebrarse en el país los XII juegos Centro Americanos y del Caribe (1974).

 

La ejecución de la obra estuvo a cargo de duchos profesionales en la materia, encabezados por uno de los mejores, sino no es que fuera el mejor,  exministro de Deportes, el fenecido ya, señor Juan Ulises García Saleta (Wiche), para quien el abandono posterior, deterioro progresivo y destrucción final de algunas de sus partes principales, se convirtieron en el hazme sufrir para éste, durante sus últimos años de vida.

 

Todo aquel espacio dentro del área capitalina, sabiamente segmentado, y dispuesto para el desarrollo luego de la juventud dominicana, en términos de salud y fortaleza, con el correspondiente alejamiento de los vicios, hoy ha sido destinado para levantar una serie de obras públicas, cuya oportunidad y uso efectivo estarían por verse después.

 

Claro, aquí los ciudadanos pensantes conocen muy bien  la razón por la cual se realizan muchas construcciones públicas a nivel nacional, al margen de su utilidad para población. Normalmente, lo que en esos asuntos media, son las reciprocidades y las ayudas de carácter político, a los patrocinadores y acólitos condicionados que se logran captar durante las campañas.

 

 

Es muy probable que, esas hayan sido parte de las razones por las cuales en estos tiempos sólo se respira en el hoy mal llamado “Centro Olímpico Juan Pablo Duarte”, arena, cemento, como el aroma que despiden los grandes montones de basura y los hediondos cúmulos de desperdicios diversos allí localizados. ¡Que pena que así sea!

 

Es por lo expresado que, se tiene que ir pensando en el nuevo nombre que se habrá de dar en lo adelante a ese “cocktail” de obras públicas allí levantadas; ya que, para lo que menos sirve hoy esa área, es para la recreación física, el esparcimiento familiar, los ejercicios corporales, las caminatas, las prácticas deportivas, etc., que en esencia constituyeron la loable filosofía originaria con la cual se creara ese ambiente dentro de la ciudad, con gran facilidad  de acceso para las personas, por su ubicación, cosas todas esas que han sido tiradas  por la borda en estos momentos, sin reparo alguno ¡Han predominado más, las obras beneficiosas para los constructores elegidos, que la salud física y mental de la juventud dominicana!

 

Por tanto, bien podría ser denominado ahora ese lugar, como “Plaza de la Modernidad Política”, pues es lo que en el  fondo representa el mismo.

 

 

Rolando Fernández

 

 

 

 

 

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