Desde ya unos meses comenzó otro de los tradicionales festivales electorales dominicanos, para senadores, diputados, síndicos y demás, con actores y actrices de diferentes estirpes, pero todos movidos por los mismos propósitos y apetencias: lograr votos en su favor, y recoger luego, los frutos que no han sembrado.
Estos son los tiempos para embaucar a la ingenua población, con ofrecimientos vagos y promesas que jamás se cumplen; de darse baños de pueblo los aspirantes a cargos electivos, abrazando a personas harapientas y enfermas, o niños desnutridos y mocosos, aunque se laven luego con jabones desinfectantes, y se perfumen bien, para despedir los olores de la pobreza y los sufrimientos, que entienden absorbió su piel, durante los recorridos realizados.
Como se juega en este país con la miseria, y la poca inteligencia de un gran número de personas. Quien puede creer en tantos farsantes; politiqueros, ávidos de fortunas y prebendas, con prontuarios más que cuestionables la mayoría de las veces; faltos de civismo y moralidad. Son esos los que se venden como humildes pastores, para después olvidarse hasta de las calles en que vivían, y proceder con aviesas actitudes. Pero lamentablemente, en sus proyectos cuentan de ordinario con el respaldo irrestricto de las cúpulas de partidos políticos tradicionales, grandes y pequeños, los cuales se han convertido en los últimos tiempos en empresas bastante lucrativas, subsidiadas en gran parte por la misma población en general, por razones legales y del sistema, resultando ser ésta al final la que menos beneficios recibe.
Ahora, son muchos los recursos que se necesitan para poder optar y competir por alguna candidatura a cargos electivos nacionales, los cuales no son proporcionados todos por la organización política a la cual se pertenezca. De ahí que, un porcentaje muy significativo de los dineros necesarios, tenga que ser buscado por los aspirantes, sin discriminar muchas veces las fuentes de origen.
Entonces, hay que ser muy ingenuo, y hasta poco inteligente, para pensar que todos esos politiqueros que nos gastamos aquí, van a sacrificarse económicamente y a trabajar en favor del pueblo. ¿Qué pueblo? Van a recuperar con creces su inversión; hasta el máximo posible, al tiempo de reciprocar las colaboraciones recibidas. Resulta muy cuesta arriba hablar de excepciones en ese orden; aunque, pueden haberlas claro está.
Una de las muestras más fehacientes de que ya ningún político se vende en base a sus verdadera condiciones, morales, éticas, patrióticas y de servicios, etc., es el concurso mercadológico que requiere, de parte de profesionales duchos en la materia, como de un “elenco” periodístico que le sirva de caja de resonancia. Son condiciones obligadas para triunfar en las tareas proselitistas actuales. Los políticos se mercadean hoy como cualquier electrodoméstico o vehículo de motor, cuya vida útil ronda los cuatro o cinco años, coincidiendo con los períodos electivos partidaristas. El asunto no se trata ahora de calidad o condiciones; la cuestión es vender a como dé lugar, y para ello se cuenta mucho con la magia del llamado marketing, tan de moda en esta tierra de Dios.
Es por ello que este tipo de festival se lleva a efecto utilizando orquestas y grupos musicales, ritmos modernos, bebidas alcohólicas, comidas, fiestas, etc., para conquistar a los tantos partidarios de poco pensar, que se dejan utilizar como muletas por lo politiqueros del patio, conocedores de la idiosincrasia de una gran parte de la población dominicana. Luego, las arrojan sin reparo a un rincón, cuando logran sus propósitos, por entender que no la habrán de necesitar más, hasta un próximo proceso electoral.
De lo que nadie habla a la población, con respecto a los candidatos propuestos, es de las condiciones morales, preparación académica, prontuario de servicios profesionales y sociales, actividades altruistas, etc., etc., que sí sería lo más adecuado, de acuerdo con las ofertas de servicios públicos que se hacen, y para que la ciudadanía conozca bien el perfil a sus futuros representantes y/o administradores de la cosa pública.
Mientras la población dominicana no haga conciencia de lo que en verdad necesita, y de quienes se lo pueden hacer realidad en el tiempo, no creyendo en ofrecimientos demagógicos y promesas mal fundadas del momento, por parte de los que bien se saben vender como pastores, no siendo más que espíritus aviesos, politiqueros farsantes, seguirá siendo víctima de sus maquinaciones, y de las tantas engañifas a que le tienen acostumbrada. Continuarán éstos logrando su favor a través de las falacias, y maniobras mercadológicas muy bien dirigidas, como de los ecos partidarios e interesados de miembros muy activos, dentro los diversos medios de comunicación de masa del país.
El próximo torneo electoral está bien cerca, y sería una magnifica oportunidad, para comenzar a exigir a los aspirantes las condiciones personales de rigor, sin canes, bebederas y comederas; también, la acogencia al debido proceso institucional. Decir además a los candidatos, que el número de borregos y personas ingenuas en el país ha comenzado a disminuir.
Por: Rolando Fernández
Filed under: POLITICA | Leave a comment »