Sí, honran la paridad cambiaria estable de su moneda. Consideran esta última como un símbolo patrio más, que merece salvaguarda, y no permiten que intrusos injerencistas, prestamistas internacionales en la mayoría de los casos, vengan a estar jugando con la apreciación de misma, como condicionante para la concesión de sus empréstitos.
En ese tenor, grande es la diferencia que se verifica entre políticos y estadistas, en términos de sus concepciones. A esos primeros, parece ser les importa un bledo, cuánto pueda ocurrir con su unidad de cuenta, siempre y cuando puedan lograr sus propósitos personales y grupales, pues jamás se piensa en función de lo nacional propiamente.
Claro, el mayor concurso que reciben en ese orden durante las gestiones gubernativas es el de los tecnócratas de la economía, siempre ideando e inventando modelos o patrones, políticas, etc., que vayan en favor de esos intereses, y que poco garanticen el bienestar y desarrollo de los pueblos, para no puedan concienciarse sobre las travesuras de explotación y demagogia extrema que sobre ellos penden.
Reflexionando sobre esta temática con imparcialidad en lo que a nosotros respecta como país, se puede advertir que, no hemos sido la excepción; al igual que, de continuar las cosas como van seremos otras de las naciones a poner como ejemplo con relación a una fuerte eventual devaluación de su signo monetario
Recordemos que, ya en una ocasión la paridad peso-dólar USA, anduvo por el orden de los RD$54-56.00 por un dólar (gobierno de Hipólito Mejía, que, dicho sea de paso, fue una de las cosas que se lo llevó de encuentro). Y hoy, ya está por encima de los RD$46.00, en periódicos, con tendencia a seguir subiendo, en momentos que se superan ampliamente esos tiempos de otrora, en cuanto al volumen de los compromisos con el exterior, incluyendo el pesado fardo de la deuda externa ya contraída, que puede ser uno de los detonantes poderosos para una significativa devaluación de la moneda nuestra.
Aquí podemos hablar de dos estadistas en realidad preocupados por la creación y estimación más adelante de nuestro peso durante las últimas décadas, que están en la historia patria del país, aunque algunos interesados quieran negar esas condiciones atribuibles a tales mandatarios. Muy claro debe estar en la mente de todos los dominicanos estudiosos, cuánto ha ocurrido con la moneda nacional después que el último de ellos tuviera que abandonar la nave del poder.
De inventos sobre inventos se ha ido, al extremo de poner a rodar nuestra unidad de cuenta en un mercado cambiario especulador, como víveres locales cuales sean, para que ineptos acaparadores y especuladores cualesquiera les asignen los valores para compra-venta que les venga en gana, haciendo honor a la muleta capitalista de la ley de oferta y demanda.
Claro, sin tomar esos en consideración los resultados inflacionarios y dañosos, que en términos de precios y demás efectos gravosos para la sociedad se puedan desprender a posteriori. Incluso, poniendo a veces de rodillas a las autoridades competentes del ramo, que en ocasiones hasta ellas mismas tienen que acudir a ese mercado en busca de las divisas requeridas.
¿Y todo partió de dónde? De la falta de estadistas en la dirección de esta nación; los injerencismos de los organismos internacionales de financiamiento, que son en realidad quienes dirigen nuestra economía platanera desde ultramar; del copismo de modelos y políticas conexas por parte de los economistas alienados locales; y, obviamente, de los mandatos y disposiciones de los que han estado gobernando en este burlado país.
Una de las determinaciones obvias, que, en nuestra humilde opinión, desde hace ya un tiempo razonable comenzó a presionar hacia arriba la tasa de cambio en ese mercado local, de forma sostenida, lo fue la reducción connotada de las tasas de interés pasivas que dispusieran las autoridades monetarias, como política económica, por parte de todo el sistema bancario en el país, “teledirigidas” desde el mismo organismo rector de lo financiero y cambiario entre nosotros.
Los efectos desde entonces no se dejaron esperar. En la actualidad se han tornado ya algo preocupante para la Autoridad Monetaria y Financiera del país, al extremo que se ha comenzado a tomar medidas en procura de enfrentar la volatidad de la tasa cambiaria (“presiones no deseadas sobre la tasa de cambio”), con la supresión en un plazo no mayor de 90 días de llamadas “Terminales de Puntos de Venta (TPOS), conocidos popularmente como Veriphones, exclusiva para pagos en moneda extranjera”.
Pregunta: ¿Se han confirmado, o no, tanto la aseveración que intitula, como las consecuencias previsibles derivadas de los que muchos pensantes nuestros denominaron una desacertada decisión monetaria, en lo concerniente a las diminuciones en las tasas pasivas de interés? ¡Innegablemente que sí!
Cuando se produjo la decisión aquella de rebajar considerablemente las precitadas rentas para los depositantes, se podía inferir con facilidad lo que vendría más adelante, por lo que osamos, en el marco de nuestra ignorancia, advertir sobre la posible ocurrencia en tal sentido, a través de la publicación del siguiente artículo en un medio digital del país. ¡Y, lamentablemente, como siempre, solo se continuó viendo las cosas en una sola línea, o dirección!
Mucho ojo con las tasas de interés pasivas, y la de cambio dólares USA
Durante los últimos meses, ambas tasas han estado bajando y subiendo, en el orden respectivo que encabeza. El nuevo presidente electo de la República, a través de sus técnicos altamente confiables, debe estar bien atento al comportamiento de ambas variables, ya que las primeras, constituyen herramientas muy importantes para controlar la segunda, que de seguir deslizándose hacia el alza en los actuales momentos de crisis en que vive el país, podría acarrear una situación inflacionaria de serias consecuencias, como una desestabilización social, a la que probablemente algunas personas aquí podrían estar apostando.
Para nadie es un secreto que, algunos de esos títeres alienados que nos gastamos los dominicanos, al servicio de los intereses de ultramar, muchos de los cuales sólo actúan como colaboradores de los tecnócratas representantes de los organismos internacionales de financiamiento, y que se jactan de ser muy buenos economistas, lo que más aspiran es a seguir devaluando la moneda nuestra.
Esos antinacionalistas, a los cuales poco les importa el valor del signo monetario del país, y que bien pudieran estar identificados con otras parcelas políticas, distintas a la que hoy dirige los destinos de la nación, hay que seguirles muy de cerca los pasos, para cuidarse de sus posibles recomendaciones mal intencionadas, que puedan traer mayores problemas económicos al nuevo Gobierno, y a sus más altos representantes.
Lo que esa gente de seguro podría estar es, aspirando a continuar dolarizando más todavía la economía nacional, provocando una mayor tasa cambiaria cada vez, para favorecer intereses grupales internos y externos, amén de poner en graves aprietos a la presente gestión gubernamental, según se advierte.
En este país todos los precios se establecen ya en función del dólar norteamericano, incluyendo los correspondientes a los bienes y servicios básicos para la población, como son los casos de los carburantes y la energía eléctrica, que tienen un efecto inflacionario traslativo directo hacia todo el consumo local.
Luego, de hacer que la tasa de cambio se dispare, presionando hacia la baja las de interés pasivas, que paga la banca nacional, los efectos serían bastantes predecibles, ya que los retiros masivos de depósitos en pesos dominicanos, irán de inmediato a procurar dólares en el mercado especulativo local de dicha moneda extranjera, generándose un aumento significativo en el precio de la unidad de cuenta norteamericana.
La estabilidad cambiaria nuestra, ¡hay que tratar de mantenerla a como dé lugar!, y una de las formas más efectivas de hacerlo sería, el no continuar forzando hacia la baja las tasas de interés pasivas; sino, estimulando el ahorro, como las inversiones a nivel del sistema bancario nuestro.
Cualquiera se preguntaría, ¿de qué les serviría a los productores dominicanos el pagar bajas tasas de interés, argumento que tanto se utiliza, por el efecto directo de la disminución en las pasivas, para entonces tener que comprar dólares mucho más caros en el mercado local de esa moneda, cuando se tenga que recurrir a éste? ¡Pregunta reflexiva!
¡Ojo al Cristo!, nuevas autoridades del país.
Autor: Rolando Fernández
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