Ese es un asunto que tiene muchas aristas por donde cortar, destacándose dentro del mismo, factores de carácter comercial y políticos, principalmente, por más que se quiera estar tapándoles. Hay que mantenerse “fríos” con los laboratorios, como también con los votantes del electorado nacional.
Con respecto a esa temática, volvemos al mismo escenario anterior. El Congreso Nacional mantiene dentro del nuevo Código Penal, en su última aprobación reciente, la penalización sobre las prácticas abortivas que se llevan a efecto en el país, algo que se entiende estar en consonancia con el mandato constitucional de preservación de la vida, y que se incluye en la Carta Magna, considerado el inicio de ésa, en el mismo momento de la gestación.
“Artículo 37.- Derecho a la vida. El derecho a la vida es inviolable desde la concepción hasta la muerte. No podrá establecerse, pronunciarse ni aplicarse, en ningún caso, la pena de muerte”. ¡Ojo!,” en ningún caso”
Mientras, el Presidente de la República, que jura respetar la Constitución de la República, y las leyes del país, al tomar posesión del cargo, vuelve a oponerse, vetando de nuevo tal disposición congresual, bajo el alegato de que los derechos de la mujer se deben preservar bajo determinadas circunstancias.
Se habrá meditado sobre los porqués de los casos de violaciones, estupros, incesto, mal formaciones físicas, etc., que se puedan verificar. Jamás se deje de lado que no hay efecto sin causa. ¡Qué nada es casual, sino que todo es causal!, dicen los que mucho saben. Y que, a quienes les pasan esas cosas, es en razón de tener algo punible pendiente con la Madre Naturaleza, que nunca exonera.
Pero, parece ser que se entiende como uno de los derechos femeninos, el segar vidas que se puedan estar gestando en sus vientres, por innúmeras razones apeladas, a veces poco comprobables, o refutables, incluida esa subjetiva de “yo no quiero parir”, después de mantener incontroladas relaciones sexuales, reñidas en muchas ocasiones con lo ético-moral, y como si ese acto fuera un mero desahogo animal, sin riesgo probable alguno, ni tampoco consecuencias de responsabilidad inherentes.
Eso obvio que, ese “tejemaneje” que desde hace ya varios años se ha venido verificando entre los dos primeros poderes del Estado nuestro – Legislativo y Ejecutivo -, con relación a la penalización o no del aborto, es un asunto que no se va a resolver, independientemente de lo dispuesto en la Constitución de la República, como base; al igual que, los preceptos religiosos, o espiritual-esotéricos propiamente, que deban primar en esa cuestión.
Se advierte que, en la raíz de la referida aprobación, o no, sin veto final, lo que hay, por un lado, más que otras cosas, son ingredientes de carácter comercial (producción y negocios con los contraceptivos de costumbre, defensa de la operatividad de los laboratorios, con su respectiva retribución a los levanta manos en ambas Cámaras congresuales etc.) ¡Esa es gente que se conoce bastante!
Tampoco, los congresistas con aspiraciones futuras, principalmente, se quieren “calentar” con las iglesias, ya que, en los diversos pueblos del interior, se hace lo que dicen los curas y los pastores, y hay que tener cuidado con eso para poder retornar a los hemiciclos en próximos procesos electorales.
Por el otro lado, el contradictorio que veta, los votos electivos de las féminas no se pueden alejar. Es de seguro la sostenida concepción palaciega, pues se necesitan para la campaña, de cara al 2020, a la presidencia de la nación. Es por ello que, nunca se van a poner de acuerdo ambos Poderes, a pesar de las presiones sociales que, de uno u otro lado, se puedan registrar.
Muchos entienden como loable la nueva decisión del Presidente de la República, ya que ha sido coherente con la anterior; ¿y qué se esperaba? Pero, ocurre que, aunque la coherencia en los hombres se considera como una de las mejores actitudes, lo más importante no es serlo, sino la sustancia-propósito que subyace en realidad, cuando se procede de tal forma.
Es por lo expuesto anteriormente que, la mejor posible solución que se infiere en el orden de lo que se trata, es dejar las decisiones relativas en manos de las mismas mujeres. Después de todo, ese es un asunto de conciencia sobre la verdadera esencia de la especie humana – espiritual -, por parte de ésas, y todos sus aspectos relativos, en cuanto a evolucionar sobre el planeta Tierra se refiere.
De ser penalizado el aborto aquí, la práctica va a continuar, como siempre ha estado presente, con el concurso obvio de los tantos médicos comerciantes e inescrupulosos que nos gastamos lo dominicanos. ¡Si hay cuartos se trabaja!
Y, si es que les ponen algo difícil la situación a toda estas encopetadas de alegre sexo, cuando no usufructuarias de hombres ajenos, que son las más proclives a la despreciable práctica, y que siempre quieren estar tapando el Sol con un dedo, como se dice, se van de viaje al exterior por unos días, y vienen “limpiecitas” de allá.
Aunque quizás muchos no estén de acuerdo, ya eso hay que dejarlo contemplado solamente dentro del marco perteneciente al famoso “libre albedrío” de que gozan los hombres (general) en el orden religioso-espiritual; y que así se haga constar en las normativas legales relativas, incluida la Constitución de la República.
Ahora, que sepan las abortistas que sus acciones en tal sentido serán juzgadas en otro tribunal, no terreno, donde no se compran sentencias, y que la mismas acarrearán siempre efectos kármicos punibles, con lo que se es inexorable, por parte de la Madre Naturaleza, la cual, en los momentos menos esperados, u oportunos, aplicará la Ley de Causa y Efecto, sin distingo alguno.
Entonces, las quieran sacarse los muchachos, como de ordinario se dice, ¡qué lo hagan!, sin importar circunstancias, que difícilmente se puedan comprobar a posteriori. Los médicos son lo que hablan, y nunca se pisan la manguera entre sí,
Luego, que después, las mujeres que incurran en esa práctica, no se estén lamentando, y diciendo: ¿Dios mío, por qué me pasa esto a mí? ¿Por qué ahora quiero parir y no puedo? ¿A qué obedece que ese niño naciera con una condición especial, o con deformaciones físicas irrecuperables? ¿Por porqué se murió al año o dos de nacer? Esos, entre otros posibles castigos ganados.
Los galenos ejecutantes, también recibirán sus recompensas kármicas. Ellos mismos, en forma directa, o a través de familiares muy cercanos, y queridos. ¡Que no les quepa la menor duda!
Autor: Rolando Fernández
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