Aunque se entiende que esa práctica, contraviene la disposiciones y normativas legales vigentes, para el suministro y control del imprescindible servicio energético, entre las innovaciones introducidas durante la presente gestión ejecutiva en la CDEEE, “eficientísima en favor de la población” , con el concurso de los considerados “tres jinetes del Apocalipsis”, importados para dirigir las cuestionadas Edes, está la instalación de los medidores (contadores) encerrados en paneles blindados, dispuestos de forma tal, que los usuarios no pueden controlar, y mucho menos, leer el consumo que se les factura mensualmente.
Aunque lluevan las quejas por doquier, incluso ante la dizque Oficina de Protección al Consumidor (Protecom), nada se hace para corregir esa situación anómala y burlona a todas luces que, lo que más ha hecho es continuar increpando a la ciudadanía, por considerar que todos estos empresarios y comerciantes que regentean ese jugoso negocio, en connivencia con el sector político nacional, tienen licencia para hacer cuanto a ellos les venga en gana, en contra de la población.
Y es que, por lógica y derecho se supone, que nadie está obligado a pagar por un consumo que no puede verificar; que bien podría estar sujeto a la voluntad de los “instruidos” y alienados lectores, de los que distribuyen el servicio, cuando ni siquiera a ellos mismos se les facilita hacer ese trabajo, que debe ser llevado a cabo con la mayor precisión posible, para no perjudicar a las distribuidoras, como tampoco a sus clientes.
Claro, estos últimos son los que menos importan a las autoridades del ramo, ya que siempre lo que ocurre es que, el reporte de consumos alterados, medalaganariamente, o por error, que son de los humanos, podría decirse, se les hace pagar de manera compulsiva, por adelantado, a los infelices clientes, bajo la promesa que se hará la investigación de lugar; obviamente, a su manera, por lo que siempre resultan ganadores.
Los desprotegidos usuarios en realidad, tienen que esperar hasta que a la gente de las distribuidoras les salga de los forros, como se dice en el argot popular, hacer algún tipo de indagación, que nunca prospera; y que obliga a los clientes a tener que recurrir finalmente, ante el aparato politizado y burocrático denominado “Oficina de Protección al Consumidor (Protecom)”, cuya efectiva labor está por verse, para que se haga cargo de los casos, a solicitud de los afectados, procurando las enmiendas o correcciones de errores que procedan, al igual que la devolución de los dineros cobrados en exceso.
Pero, ahí tampoco, de ordinario se logra nunca nada. Se tiene la percepción casi generalizada, de que esa entidad, lo que más bien parece es una sucursal representativa de las distribuidoras indolentes, por la forma en actúa, bendiciendo con regularidad muchas de las acciones indebidas de éstas, mientras a la gente sólo le queda seguirse quejando. Siempre dándoles la razón a las mismas; y por supuesto, emitiendo veredictos en contra de los usuarios, después de los “aparatajes” seudos investigativos que suelen realizar.
Algunos reclamantes señalan que, cuando se tiene la oportunidad de conversar a solas con algunos empleados de esa oficina, éstos se sincerizan a veces con determinados afectados, y les confiesan estar conscientes de ciertas irregularidades y atropellos que se cometen en contra de los usuarios del servicio eléctrico en el país, pero que ellos es muy poco lo que pueden hacer en su favor, por las influencias políticas y los intereses que median.
Citan por ejemplo, el mismo caso de los medidores, situados de forma tal que el cliente no los puede leer, situación que de ordinario se observa en los residenciales de apartamentos; que el mismo no puede saber su real consumo, y mucho menos controlarlo; que sin embargo, hay que pagarles lo que ellos dicen. No admiten errores de lecturas, o de facturación, que podrían ser originados en el mismo sistema informático. ¡No!, hay que pagar lo que ellos dicen.
Conocemos de un caso por ejemplo, en que todo luce indicar que, se produjo un error de lectura, o una duplicidad atribuible al sistema de facturación, ya que un consumo promedio mensual se duplicó de un mes a otro, sin razón aparente, utilizándose los mismos efectos eléctricos de hace ya buen tiempo; con el agravante de que tampoco la factura de pago fue remitida al usuario, sino que hubo que ir a buscar un duplicado a la oficina de la distribuidora correspondiente. Y, obligando al cliente, como siempre, a pagar una parte del monto cobrado, hasta que ellos hicieran la famosa investigación. Resultado por parte de ellos, ¡eso es lo que hay que pagar!
Se presentó la reclamación debidamente soportada, y expuesta claramente, ante la famosa PROTECON. Y, después de unos cuatro o cinco meses de investigación, entre la distribuidora correspondiente y la citada oficina de seudo protección, esta última, luego de visitar el apartamento de una sola habitación, más de una vez, y comprobar los efectos en uso, determinando que todo estaba igual que siempre, que no se tenían conexiones ilegales, se limitó a decir, que no habían comprobado ninguna anormalidad, que todo estaba bien, y que por tanto, la reclamación era improcedente. ¿Razón de tener que pagar el doble del consumo regular?, desconocidas. ¡Vayas buenos técnicos!
Había que pagar entonces, el consumo e importe monetario, que a la “altruista distribuidora” le dio la gana de cobrar en ese mes, el doble con respecto al promedio mensual de consumo, durante más de dos años, sin considerar los aumentos en la tarifa, claro está.
Parece ser que, la otra mitad del consumo cobrado en exceso, correspondía a una energía utilizada por “seres extraterrestres”, conectados a esa pequeña vivienda; porque, si todo estaba bien, y se tenían los mismos efectos en consumo, incluso con menos, pues el famoso inversor, que se ha convertido en parte de los electrodomésticos obligados en la República Dominicana, para enfrentar los abusivos apagones, el uso que tiene ahora es muy mínimo, ya que el sector dispone desde hace un tiempo, del programa “24 horas de luz”.
Luego, cómo se concibe racionalmente, un doble consumo de un mes a otro, bajo las mismas condiciones. No obstante, PROTECON, santificó el abuso cometido, y notificó a la usuaria del servicio, “que esa oficina rechazaba la reclamación por alta facturación presentada”; después de los cuatro o cinco meses transcurridos, entre ellos y la distribuidora, en base a lo que ellos entienden se debió hacer. ¡Sin decir en realidad un porqué!
¡Tremenda resolución!, con una firma de la encargada, bastante “elegante” por cierto. Preciso es destacar que ese cobro se produjo en los tiempos en que las distribuidoras introdujeron el cuestionado cambio en las fechas de facturación, en lo cual se sustenta más aun la posibilidad de un error, con el adicional de que tampoco enviaron el original de la factura, como dijéramos antes. Pero, eso tampoco importó a los investigadores estatales que, a quien deben defender, es al pueblo.
Entonces, con ese panorama abusivo en contra de una población prácticamente indefensa, al redentor de turno en la CDEEE, representante más de su sector, que del pueblo, sólo se le oye hablar de aumento de tarifa, persecución del fraude eléctrico; y por supuesto, pagarles a sus generadores, sin “importarle un bledo” la hipoteca del país, ya que para ellos se recurre al endeudamiento externo, cuyas condiciones el pueblo debería conocer, por lo menos en ese caso.
En consecuencia, aquí la defensa del pueblo en pos de la utilización de un servicio público imprescindible, que los dueños del negocio llaman fraude eléctrico, sin reparar en la estafa de que el pueblo está siendo objeto, pagando la tarifa más cara del área del Caribe, por un servicio ineficiente, y cobrándole apagones por doquier, como consumos inventados, no podrá ser detenida.
Ya aquí la gente lo que está es “jarta” de que la sigan engañando; y lo que podría estar próximo a ocurrir en este país, es que la ciudadanía trate de tomarse la justicia por sus manos, y les pase factura a todos estos empresarios, comerciantes y usureros, en connivencia con los políticos cómplices participantes en el negocio, y hagan desaparecer las famosas Edes, y hasta la misma CDEEE, para retornar a lo que fuera la Corporación Dominicana de Electricidad, donde sólo algunos eras corruptos; en el presente son demasiados los que hay, nacionales y extranjeros.
Reflexionando sobre algunas noticias que aparecen en los diarios locales sobre el tema, a veces se tornan cuestionables las declaraciones que emite la Superintendencia de Electricidad, respecto de los créditos a los usuarios reclamantes, que presentan sus quejas ante PROTECON, hablándose de millones de pesos devueltos; y, “haciéndole un llamado a los que se sientan afectados, a utilizar ese instrumento legal”, por parte del mismo superintendente. (Véase “Listín Diario”, del 12-4-12, pág. 1-D).
Será al país entero entonces, que las distribuidoras están estafando; porque, si casos tan sencillos, y cobros abusivos detectables con facilidad, como el aquí expuesto, se les considera no reclamables, entonces, ¿a quiénes es que se les acreditando, a los apadrinados o influyentes? Y eso, que en adición a los desamparados que protestan – sin logro alguno -, según hemos sabido, hay personas que prefieren no reclamar; pues entienden que no vale la pena hacerlo; que es perder el tiempo, amén del dinero envuelto.
Cabría agregar aquí, a manera de colofón, y como algo complementario, parte de lo expuesto por el Ing. Mauricio Cuello, al poner en su circulación su libro: “Más allá de un Siglo en “Viacrusis”, en que trata sobre los problemas que afectan al sector eléctrico en República Dominicana, cuya reseña recoge el periódico “HOY”, en su edición de fecha 11-4-12, página 5ª.
Dijo, “que el sector eléctrico es un negocio donde los inversionistas buscan ganar y aumentar sus capitales y que “de continuar el actual modelo dentro de tres o cuatro años podríamos tener un mayor déficit en el área de generación”. Eso, es al margen de “imprescindibilidad pública” del servicio, agregaríamos nosotros.
“El problema del sector es que inciden muchos factores, intereses nacionales e internacionales, no sólo políticos y económicos, y el sistema es anacrónico”.
Agregó que, “Entonces los dueños de ese sector no han logrado ponerse de acuerdo para desmontar lo que se creó en años, por eso la energía sigue siendo cara, lo cual no se podrá desmontar en los próximos cinco o 10 años”.
De ahí se deduce que, como no se vislumbran personajes nacionalistas, preocupados por la tranquilidad y el sosiego de las grandes mayorías nacionales, en capacidad de tomar las acciones patrióticas responsables que se imponen sobre el particular, para el disfrute de un servicio público imprescindible, puesto en manos de agiotistas y desaprensivos comerciantes, en connivencia con los sectores políticos nuestros, al pueblo se lo seguirá llevando el diablo, pagando por una energía deficiente y cara, amén de los otros abusos complementarios que cometen en su contra, los dueños del gran negocio, con un aparente padrinazgo estatal.
Que no olviden esos, que hoy tanto se benefician del abuso energético nacional, ¡que los pueblos aguantan hasta un día!; y que cuando reaccionan, lo hacen de mala manera; produciéndose situaciones en que, ¡los que más tienen, son los que más pierden!
Rolando Fernández
Filed under: electricidad | Leave a comment »