La verdad es que, a veces uno tiene que darse sus bañitos de pueblo, para reparar sobre ciertas situaciones que se dan en este país, reprochables en extremo, como por ejemplo son, los abusos y la especulación en contra de iguales, personas de bajo nivel económico, “que vienen haciendo de tripa corazón”, como se dice popularmente, ante los problemas financieros que acosan a muchos dominicanos desde hace tiempo. Pero, en esa condición de igualdad humana no se piensa.
El que quiera saber un poco sobre el particular, solo tiene que hacer uso un día, a manera de curiosidad, o investigación directa, del servicio de transporte público que opera en el país, carros y guaguas, para darse cuenta de las injusticias y los aprovechamientos malsanos que cometen los conductores de ese tipo de vehículos, con los necesitados pasajeros que deben llegar a sus lugares de trabajo a una hora determinada.
Los obligan a tener que pagar dos y tres pasajes, pues acortan las rutas hasta donde ellos quieren llegar, exhibiendo prepotencia, agresividad, y hasta burlas en algunos casos. Eso, amén de que, llevan a las personas como sardinas en latas dentro de los vehículos, con un tanque de gas mal instalado tocándoles las espaldas, y teniendo que agarrar las puertas de los carros viejos, para que no se abran.
Muy cierto es que, “la necesidad tiene cara de hereje”, como reza una antigua máxima, porque, para montare en una de las tantas chatarras destartaladas que circulan por nuestras autopistas, calles y avenidas, se tiene que estar bastante apurado en llegar a sus lugares de trabajo, o las residencias a descansar, después de un día de agotadoras labores.
Aquí la gente aborda lo que sea para transportarse, y los choferes se aprovechan de esa necesidad, para abusar de sus iguales, personas escasas de dinero también, y llenas de precariedades, debido a la poca oferta para el servicio de que disponen.
En este país, los robos y la especulación comienzan por los mismos de abajo. Ahora, siempre se vive criticando solamente a los de arriba cuando lo hacen. Creen algunos que las faltas en los chiquitos no se notan.
¿Y esa forma en que proceden los choferes de vehículos públicos, qué es? ¿Cómo se podría considerar esa falta de conciencia hacia sus congéneres?
Las autoridades competentes deberían ofrecer algún tipo de respaldo a esos usuarios abusados, víctimas siempre, designando inspectores en las diferentes rutas que existen, para que esas actitudes bochornosas de los desaprensivos choferes sean abandonadas, y procedan como debe ser; que hagan las rutas completas que correspondan; y que cobren lo justo por los servicios que ofrezcan. Y, por supuesto, cuidando de las vidas de aquellos que trasladan, transportándoles en vehículos aptos, sin temeridad alguna.
Claro, sería esa disposición una medida de carácter provisional, hasta tanto entre en vigencia plena la nueva ley de tránsito aprobada, con todos sus reglamentos, cuando se supone habrán de desaparecer muchas de las barbaridades que hoy se observan en el sector transporte, entre ellas las mencionadas más arriba, e incluyendo la eliminación obligada de todas esas “basuras sobre rueda”, que hoy se utilizan para montar gente
Las quejas de los usufructuarios, o clientes de esos empresarios particulares, irresponsables en su mayoría. llueven a granel, incluyendo aquellas por la represión que reciben de los buscones en las paradas, armados con palos, tubos y bates, tigueres destacados en los puntos de las diferentes rutas, por querer obligarles a montarse en los vehículos que a ellos les viene en gana. Eso también está dentro del paquete violatorio a los derechos de los consumidores, pero aquí nadie dice nada. Todo pasa desapercibido, en el tenor de cuánto se ha tratado. ¡Lamentablemente!
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