¿Por qué sorprenderse?

No todo el mundo está preparado mental y emocionalmente para estar en la cima de cualquier actividad, no importa su naturaleza, máxime cuando se ha subido hasta allí de manera súbita, en base a una  de esas estrategias del mercadeo inductor y manipulador, que en realidad sólo favorecen a los ideólogos, y a los promotores de ciertos montajes artísticos, como aquel festival caracterizado por un gran cúmulo de llamadas telefónicas desde los países representados, en el que participó y resultó ganadora la dominicana Martha Heredia, y que se hacían, más para hacer denotar las tierras natales envueltas, que en favor de los incipientes jóvenes cantantes que actuaban en el mismo.

 

Hay mucha gente que se pierde en la claridad; más, todos aquellos que poco conocen sobre fisiognómica, lectura de los rasgos faciales de las personas, que permite advertir con cierta precisión, según los estudiosos de la rama, determinados aspectos del carácter de las personas,  y en cuanto a la manera de pensar, como algunas de las actitudes a las que podrían estar prestas. Claro, hay algunos “todólogos” modernos que no creen en eso.

 

Por la adhesión evidente de esa niña a los dañosos patrones modernos de conducta, amén de sus características faciales reveladoras en el orden señalado, después de lograr ese salto tan impropio, para alguien que no estaba en capacidad de asimilarlo como se debe – su caso indudable -, lo primero que tenía que hacerse con ella, era ponerla en manos de un buen profesional de la psicología, que la evaluara y le proporcionara las orientaciones debidas, en términos del comportamiento que debía observar en lo adelante, para poder mantenerse en aquel lugar cimero, o predilecto; y, acabar de desarrollar sus dotes artísticos, tutelada por un buen maestro del canto, como un experto manejador en el área.

 

Sin embargo, eso al parecer no ocurrió así; y, como era de esperarse entonces, la indefensa muchacha, con la cabeza llena de “alas de cucarachas” como se dice, y la humareda  que le dejara esa elección como ganadora en aquel festival mundial, le impulsaron a elegir caminos equivocados para transitar, cuyos resultados  se resumen en ese lamentable final último, según el parecer y las acciones de las autoridades judiciales nuestras, después de algunos trastornos de conducta exhibidos anteriormente, que ya iban definiendo su trayectoria hacia el fracaso.

 

Por lo tanto, no debe resultar tan extraña esa deprimente situación por la que hoy pasa, de la cual difícilmente se pueda reponer para seguir adelante.  La misma debe servir de espejo a otros jóvenes talentos que tiene el país, para que sepan como asimilar sus eventuales triunfos, y procuren las orientaciones debidas en su oportunidad, para que puedan seguir saboreando éxitos, como los  futuros galardones a recibir, y que  no se vean truncadas de repente las carreras que inicien, por la ignorancia y las pretensiones extemporáneas, que siempre les inducen a observar ciertos procederes indebidos,  que les conducen luego hasta el descalabro estrepitoso, como es el caso de Martha Heredia, muy lamentable por cierto.

 

¡Los castillos que se construyen en el aire, se desvanecen con mucha facilidad!

 

Rolando Fernández

 

 

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Respuesta a una ocurrencia, ¿cuál?

Hace ya varios días, durante un conversatorio con un amigo, respecto de la situación del país, a éste se le ocurrió preguntarnos, si usted fuera el licenciado Danilo Medina, ¿qué haría?, a lo que nosotros, con nuestra calma “pasmosa,” o sorprendente ocasional, le contestamos: intentaría gobernar esta República, al menos durante los próximos veinte años.

 

Aquella persona se quedó algo atónita, y sólo se limitó a decirnos, ¡¿cómo dice usted?! A esa exclamación interrogativa, le respondimos: gobernando para la nación, y su gente más necesitada, que es lo que aquí hace falta.

 

Con el poder en las manos, pudiendo hacer y deshacer a voluntad,  frente al vacío de liderazgo político que tienen los dominicanos, y con esa estela tan cuestionada que arrastran los predecesores, sólo habría que inclinarse por cumplir con las promesas electorales que  el equipo mercadológico de campaña siempre proclamaron a toda voz: “continuar con lo que está bien; corregir lo que está mal; y, hacer lo que nunca se ha hecho”.

 

Honrando esos ofrecimientos, ganaría de nuevo en forma recurrente, hasta sin votos, por aclamación popular.  Esas tres cosas son más que necesarias aquí; y, si aparece alguien que esté en realidad dispuesto a encaminar las acciones requeridas para lograrlas, sería como una bendición del  Cielo.

 

El preservar lo que esté bien, sin importar quien lo haya hecho, no resultaría  tan difícil, en vista de lo poco que se estima logrado en tal sentido, y que sólo se estuvo abultando con las obras de “relumbrón” efectuadas, para  aparentar un bienestar pueblerino que no se tiene; una apreciación que, para compartirla, nada más habría que enmarcarla en el contexto de las carencias de los servicios públicos básicos: educación, salud pública, energía eléctrica, entre otros. También, ponderar sin demagogia los niveles presentes de pobreza; la delincuencia,  la criminalidad, y la inseguridad ciudadana, que acosan con mayor fuerza cada vez a la sociedad nacional.

 

Ahora, lo que haya  estado mal, hay que combatirlo con férrea voluntad política, al margen de los intereses grupales o particulares; verbigracia: la corrupción estatal rampante, los cobros abusivos por los bienes y servicios de consumo obligado, tales como los hidrocarburos y la electricidad, entre otros; la falta de defensa a la soberanía nacional; la no salvaguarda apropiada del patrimonio público, incluidos los recursos naturales; y, el continuar endeudando alegremente el país con el exterior, entre otras cosas.

 

Con respecto a lo que nunca se ha hecho, que está muy relacionado con el corregir aquello que está mal, lo que más se tienen en esta República son cosas pendientes de hacer, en adición a enmendar, las cuales están bastante a la vista, y para cuya realización se podría obtener el concurso de muchas personas que estarían dispuestas a ayudar, siempre y cuando todo sea filtrado a través del cristal de la transparencia y la objetividad necesarias. No hay que hacerlo todo de una vez; con la mitad que se logre en un plazo razonable, estaría más que bien.

 

Claro, para poder hacer todas esas cosas, tiene que haber real voluntad política, reiteramos.  Auxiliarse, y seleccionar de las filas, a cuatro o cinco generales que estén decididos a trabajar en favor del país, y colocarlos en la espalda del presidente, al tiempo de decirles, muchachos, ¡vamos a arreglar esto! El que no esté de acuerdo con esa decisión, que lo diga rápido, y abandone el grupo, se sustituye. Ya aquí los males están demasiado enraizados. Hay que resolver con las dos manos: una suave, y la otra fuerte.

 

Para corregir, hay suficiente. Además, muchísimas cosas que faltan por hacer. Lo que está bien se puede preservar sin ningún problema. Luego, el asunto se limita más que todo, a modificar o eliminar lo que está mal; y, por supuesto, hacer las cosas que nunca se han hecho. Y eso, ¡se puede!

 

Rolando Fernández

 

 

 

Ojo al Cristo señor presidente, ya la población comenzó a expresarse

Para cualquier observador imparcial, sería fácil advertir que la gestión de gobierno a cargo del presidente Danilo Medina, la están tratando de llevar al terreno que otros quieren, y que se mantienen observando discretamente, como las fieras depredadoras, algunas insaciables, y otras hambrientas de poder, para pescar en río revuelto.

 

La escalada alcista que ha venido provocando la última reforma fiscal aprobada, ahora complementada cada fin de semana con un alza, que se entiende abusiva, en los precios de los hidrocarburos, amén de la delincuencia, como la inseguridad ciudadana, ambas in crescendo cada vez, podrían convertirse en una bomba de tiempo en los “pies” de las nuevas autoridades, que en cualquier  momento puede estallar de mala manera.

 

Ya la gente aquí poco soporta la estrechez económica, a causa de la presión impositiva que rige, cuyo producto en definitiva no se sabe con precisión a dónde va a parar; que no tiene un retorno apreciable hacia la sociedad nacional, que se mantiene carente de los servicios públicos imprescindibles que debe proporcionar el Estado, y que, ¡no están!, como son los casos de la salud pública y la educación, entre otros.

 

Todo el que gobierna un país tiene personas afectas y desafectas a su alrededor; y esas últimas, con regularidad se mueven tras algunas sombras, lanzando dardos venenosos certeros, que lentamente pueden ir abriendo caminos seguros hacia el fracaso.

 

Luego, hay que estar bien atento a los alrededores, para ir depurando, y sacando las cuerdas disonantes – personas -; las que provoquen sonidos inarmónicos, y que la postre, puedan dar al traste con la melodía completa.

 

Los presidentes de los países deben tener cierta similitud con los directores de las orquestas; mucho oído, en el  sentido de escuchar bien a los que desafinen durante las ejecuciones; como, estar bien pendientes a las percepciones de los espectadores en los auditorios, sobre la cualificación que reciba el grupo actuante.  De lo contrario, las sorpresas pueden no hacerse esperar.

 

Ojo al Cristo señor presidente, que este pueblo cifró en usted esperanzas de menos hambre, y de mayor sosiego, debido a la intención expresa de corregir lo que está mal; y, hacer lo que nunca se ha hecho, promesas tan proclamadas durante la campaña electoral, que aún no comienzan a evidenciarse.

 

Además, tomando muy en consideración que era la mejor opción de poder en ese momento; y que, representaba uno de los últimos remanentes más visibles, que se entiende, aún conserva con firmeza la esencia del pensamiento boschista, la ideología del gran maestro, a quien usted prometió honrar su memoria durante el discurso de toma de posesión, a través de sus ejecutorias gubernamentales.

 

Pero, de continuar las cosas como van, casi todo igual, o peor, habría que pensar en que la percepción pueblerina falló de nuevo; que evidencia resultar otro fiasco más la elección. Y que, se tendría que continuar preguntándole al pueblo, ¿de qué te quejas después?

 

Rolando Fernández

 

 

 

La mayor liberación sentida: Probar inocencia, o admitir culpabilidad

Todo ser humano siempre está propenso a errar.  Nadie es infalible. Los impulsos egotistas inductores de ordinario asaltan a las personas; y es posible que, cuando se logran alcanzar ciertas posiciones de poder, y fuerte mando, los mismos hagan sentir a muchos individuos estar por encima del bien y el mal, como se dice con frecuencia, lo cual es un craso error, muy lamentable por cierto.

 

Las tentaciones, los malos juicios, y los procederes incorrectos, aunque luego se trate de enmendar, son de los hombres, por su imperfección inherente. Luego, no hay que huirles a las opiniones críticas, o contestatarias, a las acusaciones, a los retos para demostrar inocencia sobre determinados actos atribuidos, considerados improcedentes, o dolosos, etc.

 

Lo mejor de lo dado, como se dice, es dar el frente con valentía a las cosas así tipificadas. Admitir, si mal se ha procedido, ante la sociedad, y uno mismo. Tratar de limpiar su imagen; y, hasta de  liberar la conciencia en ocasiones. Aceptar las culpabilidades cuando se tienen; y, estar siempre presto a pagar las consecuencias derivadas. ¡Fallé, y lo merezco!

 

Durante los últimos meses, han sido muchas las acusaciones públicas que se han hecho sobre determinados funcionarios del pasado Gobierno, y de otras figuras políticas, durante los desempeños de posiciones llevados a cabo, en lo referente a: actos de corrupción incurridos, lavado de activos, participación en el tráfico ilícito de drogas, etc.

 

Se han cursado incluso, hasta los tribunales de la República, algunos expedientes acusatorios relativos, producto de lo cual se han apoderado determinadas instancias judiciales, para su conocimiento, evaluación, y los dictámenes de las posibles sentencias condenatorias, que se estimen pertinentes.

 

No obstante, algunos de los supuestos inculpados se han mostrado zigzagueantes, escurridizos, y se han dado a la tarea de procurar que los casos en que se dice estar envueltos, no sean llevados hasta las últimas consecuencias; a juicios de fondo, orales y contradictorios,  los cuales, obviamente, se constituirían en los espacios más apropiados para poder demostrar su inocencia; que se les libere de culpabilidad, si es que procede. Y que, ante esa posibilidad, se logren quitar ese lastre o mancha de su imagen personal ante la opinión pública.

 

Evidentemente, lo mejor que les podría ocurrir a todos los aludidos en estos momentos, respecto de la temática de que se trata, es que se ventilen sus casos, para completa liberación social, y hasta  de conciencia, cuando resulte necesario; que de no tener nada en realidad porque purgar una pena, se puedan pasear tranquilamente entre los demás congéneres compatriotas; dormir en paz; y, nunca tener que bajar las cabezas, por sentirse avergonzados ante sus familiares y amigos.

 

Ahora, de resultar todo lo contrario, “a lo hecho pecho”, como reza un refrán popular. Tener además siempre presente que, la verdad, por más que se trate de ocultar, siempre saldrá a relucir, probablemente, en el momento menos esperado y oportuno.

 

Inclinarse entonces por aceptar que, las facturas al cobro que se reciben, mientras más rápido se pagan es mejor; que no se les debe estar dando largas a asuntos tan delicados como ésos.

 

¡Procedería una sosegada reflexión!, en el orden de lo que se trata.

 

Rolando Fernández

 

 

 

El egocentrismo lacera la imagen pública de los hombres

Nada hace más daño a las personas que el “yoísmo”, el cual induce con regularidad a procederes impropios; a creerse estar por encima del bien y el mal; a no escuchar las opiniones ajenas. ¡Sólo las propias son valederas!

 

De ordinario, las críticas y las sugerencias les resbalan a los egocentristas; y, en la mayoría de los casos, cuando intentan recapacitar les resulta muy difícil; ya es tarde para enmendar.

 

Cuando mucha gente pensante, amén de conocedora de ciertas situaciones, se inclina por opinar en contra de cualquier decisión tomada por algunos que, aunque se encuentren disfrutando de las mieles del poder, también están sujetos a equivocarse como otros cualesquiera, se debe estar presto a escuchar, y meditar sobre las recomendaciones que se reciban, para corregir de ser necesario.

 

Aceptar además, el mensaje que se trata de transmitir, mediante aquel  sonado decir popular: “cuatro ojos ven más que dos”; amén de asimilar que, tantas personas no pueden estar equivocadas, son actitudes pensantes de individuos sosegados y abiertos a rectificar siempre. “No seas sabio en tu propia opinión”, aconseja el preclaro Salomón, en uno de sus proverbios.

 

El tema viene a colación, a raíz de la decisión adoptada por las autoridades gobernantes presentes, en cuanto a la legalización anunciada,  mediante concertación con los poseedores de títulos  de propiedad de terrenos, en el paraíso turístico de Bahía de la Águilas, perteneciente a la región Sur del país, de aquellas transacciones de enajenación por venta, consideradas irregulares y lesivas al interés nacional, por lo que aún cursa un proceso judicial a nivel de las instancias del país, desde hace más de 15 años, que luce truncado ahora, producto de la acción oficial, que tantos adversarios ha encontrado, incluidos algunos funcionarios de la presente gestión, encabezada por  el licenciado Danilo Medina.

 

A pesar de los tantos pareceres en contra de tal determinación, la respuesta que recibe un gran segmento de la sociedad dominicana, que no está conteste con la misma es que, el señor presidente de la República asume la responsabilidad en cuanto  a ese proyecto de desarrollo sureño, mensaje que, con un titular periodístico de primera plana se trasmite a toda la nación: “Danilo se responsabiliza planes de Bahía de las Águilas” (Periódico “El Día”, edición del 19-2-13).

 

Para cualquier estudioso de la conducta humana, lo que más estaría prevaleciendo en esa actitud presidencialista a todas luces,  es lo que podría denominarse, “un yoísmo de poder”, que puede tener más de una causa; y, entre ésas estar, el ser oriundo de la región que se procura favorecer, que sería la menos mala, en términos de afectación de imagen pública, por considerársele sólo como puro sentimentalismo zonal, y nada más.

 

Aunque, tampoco deja de ser criticable, de entenderse así en realidad, debido a que, cuando se está dirigiendo los destinos de una nación, hay que considerarse pertenecer al país en general, y no a un área específica dentro de éste.

 

¡Se es de toda la República!, y se tiene que trabajar,  pensando en función de la totalidad de sus habitantes, sin importar pueblo o provincia que sea en verdad la propia tierra natal. Salvaguardar el patrimonio nacional, para que sea propiedad exclusiva del Estado, y por ende,  de todos sus ciudadanos. Lo grupal, o sectorial, no aplica en ese orden.

 

Esa es una disposición correctiva aparente, sobre la que el licenciado Danilo  Medina debería recapacitar fríamente; ya que, tanto por la forma en que ese asunto ha sido manejado de cara a la opinión pública, como las repercusiones futuras que habría de tener en el caso de ser mantenida, amén de los cuestionamientos lógicos, como las suspicacias generadas, constituirían detonantes con afectación muy negativa para su imagen personal ante el país, que podrían pender sobre, y golpear con gran impacto, la exitosa carrera política lograda en lo particular. Además, crear escollos  muy significativos en el devenir de la organización política a la cual él pertenece.

 

¡La reflexión sosegada sobre esa temática, se impone señor  presidente!

 

Rolando Fernández

 

 

 

 

 

 

Los valores óptimos para dirigir, escasean en la UASD; ¡qué lástima!

Todos los uasdianos, sin importar su rol dentro de la academia, preocupado por sus derroteros a corto, mediano y largo plazo, tienen que sentirse preocupados, advirtiendo la ausencia evidente de personas, en cantidad razonable, con verdaderas condiciones: prontuarios académicos, ejercicio profesional, como de carácter administrativo, satisfactorios todos, para dirigir la institución desde sus más altas instancias. Tampoco, en el desempeño de las posiciones medias de gestión, a nivel de los diferentes decanatos, y direcciones escolares diversas, principalmente.

 

Aunque muchos no quieran aceptarlo así, la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), pasa por momentos muy difíciles, debido a los resultados acumulados de la politización de que ha venido siendo objeto durante los últimos lustros, con énfasis marcados en la falta de institucionalidad que se verifica, el desorden académico-administrativo reinante; al igual que, la acostumbrada crisis económica que siempre le acosa, y que nunca se podrá salvar, hasta tanto no se logre una verdadera función rectora, en términos gerenciales, y educativos a nivel superior.

 

Evidentemente, los factores incidentes en el deterioro actual, innegable, tanto a lo interno de la misma, como a nivel de la imagen pública de la entidad, que hoy se observan, están en demasía, y han provocado el éxodo acelerado de sus mejores valores profesionales y académicos, con las aptitudes gerenciales complementarias que se requieren, para conducir con la destreza y voluntad accionaria requeridas, una institución académica estatal de esa  naturaleza.

 

Sí, una entidad de educación superior masificada estudiantilmente, con  un alumnado inconsciente en su mayoría, sobre lo que significa cursar estudios a ese nivel; donde se registra una democratización que raya en lo caótico; e, intereses grupales y políticos regentes, que son los que en realidad definen comportamientos a seguir, y la aplicación de sus reglamentos vigentes, en una gran parte de los casos, incluyendo el relativo al de carrera administrativa.

 

De, entre lo muy poco apto y regular que ha venido quedando, es que hoy se tiene que elegir a las nuevas autoridades cada vez, algunas de las cuales “van cayendo en los cargos electivos por gravedad”, luego de dos o tres intentos, y en base a sus capacidades de amarres politiqueros.  También, a la ya ordinaria ayuda de los principales partidos que conforman el ruedo nacional, que les llega desde fuera.

 

Es obvio que, esa fuente disponible actual, no de los más apropiados, sino de los menos malos, afectados por el ingrediente limitativo de la gran cantidad de recursos económicos que se requieren para poder montar allí una campaña electoral, con posibilidades de salir electo, habrá de desaparecer más rápido de lo que se espera, debido a la agudización de las problemáticas recurrentes en que allí se vive, con mayor demanda de capacidades gerenciales para resolver en todos los órdenes.

 

Es una lástima que en el presente, la UASD, Primada, o Primera de América, no pueda contar con suficientes recursos humanos calificados, y con méritos de consideración, para dirigirle y representarle de manera adecuada en todos los ámbitos, como en realidad debería hacerse, por su importancia innegable dentro del área de la educación superior a nivel nacional, y como símbolo de la República en el exterior.

 

Rolando Fernández

 

 

 

 

 

¡Hacer más de lo mismo!

Por lo que hasta ahora se ha visto, en lo que va de la nueva gestión de Gobierno, todo luce indicar que el país habrá de continuar igual o peor, contrario a dos de los slogans que tanto se proclamaron durante la compaña electoral próximo pasada, tras la cual logró alzarse con la victoria, y alcanzar el poder, el licenciado Danilo Medina: “Corregir lo que está mal; y, hacer lo que no nunca se ha hecho”.

 

Cualquiera se preguntaría con sobrada razón, cuáles son las evidencias iniciales que hasta el momento se tienen en cuanto a que esas promesas serán cumplidas; aunque, evidentemente, los que las creyeron, son aquellos que no tienen ojos para ver, ni oídos para escuchar a los políticos de nuevo cuño, que ahora se gasta el país.

 

Todo lo opuesto es lo que se denota hasta el momento.  Se pudo observar recientemente, la imposición, como “aperitivo” para la comida fuerte que habrá de venir después, ideada, y sazonada por los mismos “cocineros” desaprensivos del anterior mandato gubernamental, amén de servir como cajas de resonancia para la defensa de los intereses de los prestamistas internacionales, que les ofertan recursos frescos a la República, bajo determinadas condiciones, de un paquetazo fiscal abusivo, con ruegos demagógicos al pueblo para que se tragara la desagradable píldora, de tener que pagar por los platos rotos durante las pasadas fiestas que otros disfrutaron, y que luego se marcharon sin mirar hacia atrás, como queriendo adherirse al decir aquel que reza, “Después de mí el diluvio”. (Frase atribuida a Luis XV, rey de Francia).

 

La aplicación de las nuevas cargas impositivas ha traído como consecuencia, como era de esperarse, mayores sacrificios económicos para el pueblo; más deterioro en la calidad de vida de su gente, con el agravante de,  hasta quitarles compulsivamente parte de los chelitos que muchos reciben por los dineritos que a fuerza de “malpasar”, han podido honrar durante años.

 

La prueba más fehaciente de eso es que, ya todos los sectores laborales de la nación, comenzaron a exigir con firmeza significativa aumentos de salarios, para que la gente pueda subsistir. ¡Las protestas no se han hecho esperar!

 

Por otro lado, la moneda nacional ha seguido devaluándose, lo cual contribuye más aún con la connotada escalada alcista que acosa a la sociedad del país.  Los apagones han continuado su agitado curso, con mayor intensidad ahora, podría decirse sin temor a equivoco.  El precio de los carburantes, de uso imprescindible, no cesa de subir; los congelan cuando se deben bajar.

 

Entonces, ¿qué es lo que ha cambiado para bien?  El vía crucis para la ciudadanía continúa de mal en peor. Y, de manera concomitante, los actos delincuenciales y la criminalidad, como la inseguridad ciudadana, que de ponerles muy poco coto han sido objeto, prosiguen castigando a la sociedad nacional.

 

Ahora vemos, y preocupa más aún, para completar el panorama desesperanzador, al que los dominicanos han tenido que irse acostumbrando, la catalogada “decisión de oro” que acaban de adoptar las autoridades del Gobierno, con respecto a la litis entre el Estado Dominicano y los adquirientes de manera irregular, según se considera, de los terrenos de “Bahía de la Águilas, en la región Sur del país.

 

Ese  era un asunto que, desde hace mucho más de quince (15) años, se encontraba a nivel de las instancias judiciales de la República, a los fines de ventilación y sentencia pertinente. Sin embargo, trasciende ahora, como de manera súbita los supuestos infractores – poseedores de títulos de propiedad -, tras negociaciones por separado, al margen del proceso judicial que cursaba, salen airosos, altamente beneficiados con el reconocimiento bautizante de aquellas cuestionadas transacciones, que siempre se han  entendido como muy lesivas al interés nacional. Las apetencias particulares continúan siendo favorecidas. ¡Qué bien!

 

De acuerdo con unas declaraciones  ofrecidas a la prensa local por el señor Consultor Jurídico del Poder Ejecutivo, que aparecen publicadas en el periódico “HOY”, edición de fecha 18-2-13, éste dijo que, “la decisión se tomó ante la “imperiosa urgencia” que tiene Pedernales y la Región Sur de desarrollarse y crear fuentes de empleos”.

 

Además de eso, “recordó que la litis sobre esos terrenos lleva 16 años en los tribunales del país, y ante la falta de una decisión judicial el Gobierno optó por buscar una solución negociada, la cual aseguró se hizo con absoluta transparencia”.

 

A propósito de las declaraciones del referido funcionario, viene como anillo al dedo la famosa interrogante de la vieja canción, ¿Por qué ahora? Pero, hay otras más, que resultan bien procedentes sobre ese particular: ¿Por qué la justicia dominicana no ha decidido aún sobre el caso, a pesar de los 16 años ya cursados?

 

No obstante todo el tiempo transcurrido, es en estos precisos momentos cuando el desarrollo de aquel lejano pueblo, enclavado en la región Sur del país, se hace necesario; se constituye en una “imperiosa urgencia”. ¿Por qué tan de repente la decisión?

 

Un problema de esa envergadura, que otro Poder del Estado no ha podido dilucidar y resolver en tanto tiempo, tiene procurar solucionarlo una sola persona, el presidente de la República,  y sus colaboradores, obviamente. ¿Por qué la prisa? ¿Será porque el primer mandatario de la nación es oriundo de esa olvidada región?

 

Son muchos los cuestionamientos a que mueve la decisión gubernamental anunciada, por lo que las protestas se dejarán sentir con fuerza para que la misma se deje sin efecto.  O, habrá que tratar de convencer muy bien al pueblo, sobre la conveniencia de ese manejo inusual en favor de esa zona, con relación a la vieja litis legal sobre la enajenación por venta de esos terrenos de “vocación turística en Pedernales”, para evitar suspicacias, como la posible formación de una mala imagen por parte de la ciudadanía, respecto del Gobierno recién iniciado.

 

Eso, obviamente, viene a caer como “un balde de agua fría”, ante las presiones sociales y la intención presente expresada por los legisladores de la nación, aunque muchos de ellos fueron los mismos que lo aprobaron, sin leer nada – “a confesión de parte, relevo de prueba” -, de revisar y modificar el oneroso y perjudicial contrato suscrito entre la Barrick Gold y el Estado Dominicano, para la barata y alegre extracción de nuestro oro. ¡Sólo altamente beneficioso para la primera!

 

Posiblemente, también se trate de reconsiderar después con relación al dañoso asunto de Bahía de la Águilas, cuando quizás ya sea demasiado tarde para enmendar el mal ocasionado a los habitantes de aquella zona territorial, como a la nación en términos generales.

 

Muchos aquí esperan otra decisión gubernamental desafortunada, y es en lo que respecta a la apetecida explotación de la “Loma Miranda”, donde al parecer  están moviéndose fuertes intereses económicos y políticos; ya que, a pesar de las severas denuncias y presiones en contra, provenientes de influyentes sectores de la vida nacional, el tema se mantiene sobre el tapete, con evidencias persuasivas de posibles negociaciones a corto plazo en favor de los aspirantes a llevar a cabo esa jugosa empresa. ¡Nada más hay que esperar para ver! Es muy probable, sea la misma actitud enajenante graciosa por parte de los que deben proteger, y salvaguardar para su gente, el patrimonio nacional.

 

Por el cúmulo de acciones desaprensivas que se viene registrando aquí, en esta República carente de protectores nacionalistas, procedente de los gobiernos que en los últimos tiempos se ha tenido, todos los ciudadanos de ésta tienen que mantener los ojos bien abiertos, para que un día no les sorprendan, y se aparezca alguien diciéndoles que son de su pertenencia, por haber sido vendidos como esclavos, o entregados en dación de pago, por parte de los políticos mandantes de nuevo cuño.

 

También podría ocurrir que, en cualquier momento, se encuentren con un amplio barco anclado en uno de sus puertos, que venga a recoger la prenda hipotecaria de lo que pueda quedar del país, ante el no pago de algún compromiso de esa naturaleza, de los tantos endeudamientos concertados, y que siguen  su ritmo normal con el exterior.

 

Ojo al Cristo, dominicanos, ¡que  los van a vender al mejor postor, si las actitudes de los políticos no cambian; no se duerman!

 

¡Nada se ha corregido!; ¿qué nuevo se ha hecho? ¡Todo sigue igual, o peor! “El camino hacia al infierno está lleno de buenas intenciones”. Claro, aún ninguna  de ésas se ha concretizado aquí, por lo que no se sabe en realidad, cuál será el destino en nuestro caso; y, si para confirmar la excepción a esa considerada regla, podría ser el Cielo. ¡Oremos!

 

 

Rolando Fernández

 

 

 

 

 

 

 

Muy difícil doña Ligia Amada

“Plátano maduro no vuelve a verde”, reza un decir popular, y eso no aplica sólo para los seres humanos, como es lo que muchos creen, sino para la mayoría de las cosas sobre este plano terrenal, incluidas las organizaciones políticas por supuesto, cuyos precursores las forman, y las proyectan en principio de acuerdo con su forma muy propia de pensar; las particulares concepciones y sentimientos que abrigan, los que, aunque traten de trasmitirlos e inducirlos hacia sus seguidores, normalmente se van perdiendo con el paso del tiempo, cuando no es por otras circunstancias que se presentan, y que les hacen poner en el olvido. Lo que ha pasado con el inmenso profesor Juan Bosch, en ese tenor, se suma a las tantas ocurrencias que ha habido aquí.

 

Nada, ni nadie, retorna a su origen, y el caso del PLD-Bosch, no es la excepción que habrá de confirmar la regla.  Por tanto, doña Ligia Amada, ese deseo expresado por usted, que lo entendemos muy de corazón, por su trayectoria política, y de servicios en favor de la sociedad dominicana, al igual que, como discípula aprovechada del gran maestro, “Hay que volver a los orígenes del PLD”, en términos de la formación política de sus dirigentes, y claro, de cambiar la mentalidad de algunos de sus miembros más connotados, que fungirían como docentes ahora, luce tal un sueño imposible, dentro de las actuales condiciones de deterioro moral que se verifican a su interno, y de esa gran masificación sólo electorera, con que en el presente cuenta la otrora prestigiosa entidad. (Véase periódico “Diario Libre”, del 15-2-13, página 18)

 

Intentar recobrar, y que se proceda de nuevo de acuerdo con el pensamiento bochista, caracterizado por lo ético-moral, como el desapego personal, y la inclinación por el servicio incondicional en favor del pueblo: “ir al poder a servir, no a servirse de éste”, sería una muy ardua tarea que, después de haber gobernado algunos de sus cercanos discípulos en la forma en que se ha hecho, resultaría más que infructuosa.

 

A propósito, cabría intercalar aquí, como un aparte, para fines de reflexión, y ponderación sincera también, por estar en la misma dirección, lo expresado por Tony Jiménez, dirigente de la Legión Fundadora e ideólogo de esa organización, desde Filadelfia, Pensilvania, USA.:

 

“Volver a encontrarnos con el PLD de Juan Bosch es retomar los valores éticos y morales de ese gran líder, actuar como él, pensar como él, ser como él”.
“Si hacemos ajustes necesarios, podernos seguir siendo la organización por la cual luchó Juan Bosch y se sintió orgulloso hasta sus últimos días”. (Periódico digital “La Nación Dominicana”, del 15-2-13).

 

Es más, por las tantas actuaciones indebidas de muchos de los representantes de esa organización política, en el pasado considerada el partido del relevo esperanzador, que muy de pronto se convirtió en un gran fiasco, en uno más a despreciar por los dominicanos pensantes y nacionalistas, sus siglas hasta se podrían interpretar de otra manera, con una significación muy diferente en la actualidad: PLD, partido para el liberalismo demagógico.

 

La consigna de la liberación del país, de todas sus ataduras, externas e internas, como de los procederes amorales en el orden político, administración de la cosa pública, y la conducencia estatal, que ayer tanto se proclamó, fue tirada por la borda, puesta en el  olvido, para enganchar la organización como un vagón más en el tren de las mismas prácticas dolosas y antinacionalistas acostumbradas, aunque bajo métodos más sofisticados.

 

Los que algo conocieron sobre el original Partido de la Liberación Dominicana (PLD), y sus principios básicos forjadores, pudieron advertir desde el momento en que fueron reintegrados a sus filas aquellos miembros apóstatas, expulsados muy a tiempo por el gran maestro, que podía ver después de la curva, y que luego retornaron por sus fueros, cuál sería el devenir de la organización, en el sentido de las actuaciones y procederes de sus nuevos jerarcas, acuñados a lo moderno. ¡Las evidencias están ahí!

 

 

Romper ya con eso doña Ligia, sería como ver llover copiosamente en tiempos de Cuaresma. Nadie debe sentarse a esperarlo, lamentablemente. ¡La búsqueda de nuevos horizontes se impone cada vez más!

 

Rolando Fernández

 

 

¡Cómo se salva un país!

Durante las últimas semanas ha estado sobre el tapete el tema relativo al contrato suscrito entre el Estado Dominicano y la empresa minera extranjera Barrick Gold, con un extenso accionar propagandístico de apoyo a la voluntad que ahora ha externado el Congreso Nacional en ese orden, accediendo así ante las presiones provenientes de diversos sectores influyentes de  la sociedad dominicana, en el sentido de que sean revisados y modificados algunos artículos incluidos en  dicho convenio, que se consideran altamente lesivos para la nación.

 

Es obvio que, de acuerdo con los alegatos, precisiones y reclamos que han venido siendo efectuando, por parte de personas con  bastante autoridad para opinar al respecto, no sólo por su formación académica, y capacidad disciplinaria en el área de la geología, y de la minería propiamente, como es el caso del Ing. Osiris De León, entre otros, que son conocedores además de las estipulaciones contenidas en el referido contrato, según ha trascendido, sino también por las informaciones de que disponen, relativas a la comercialización y precios en los mercados internacionales de los metales extraídos de nuestro suelo patrio, procede no solamente la revisión, sino el que se introduzcan en adición, las modificaciones debidas, y hasta que se opte por la rescisión del convenio, en el caso de considerarse pertinente.

 

En el tenor de lo que se trata, muy atinados resultan los pareceres externados por el señor Carlos McCoy, en su artículo intitulado, “Desparpajo Congresual”, publicado en el importante medio digital “Nuevo Diario”, en que no hay desperdicio alguno; donde está dicho lo que se debe decir, con respecto al primer Poder del Estado nuestro – Legislativo -, en relación con algunas de las decisiones impropias que se adoptan en su seno, como en el caso aquí señalado, por estar repleto de Senadores y Diputados que, con muy raras excepciones, en nada representan a sus comunidades; que sólo sirven como cajas de resonancia del Ejecutivo, encabezado por el Presidente de la República, del que reciben lineamientos y mandatos precisos, a los que responden, tales súbditos, títeres alienados por completo.

 

Como bien señala el señor McCoy en su trabajo de opinión, no es más que un desparpajo, bien descarado agregaríamos nosotros, el que ahora algunos de esos señores del Congreso, esgriman como defensa, en lo referente al oneroso contrato que nos ocupa, que no leyeron; que sólo se acogieron a la línea bajada por el presidente de la República de entonces. ¡Diablo!

 

Lo más lamentable, respecto de esa deleznable actitud congresal que vienen observando los legisladores del país, y que por supuesto, afecta a todos  los dominicanos, no solamente en términos de lo dañoso que pueda resultar el contrato suscrito con la Barrick Gold, sino con muchísimos otros más, es que tal disposición de obediencia en línea recta al primer mandatario de la República, por cuestiones de adhesión política, de parte de los seudos legisladores – levanta manos, para cobrar lujosos salarios, como sumas complementarias, a costillas de pueblo, que nunca representan -, no tendrá solución hasta tanto los tres poderes del Estado Dominicano, no operen con independencia entre sí. Que no sea el Ejecutivo, por su condición de “financiador presupuestario” además, el que supedite algunas decisiones en los dos restantes, y trace los comportamientos que le favorezcan.

 

Es de obligación que haya estricta segregación de funciones, y para ello tendría que haber en el país una oposición equibrante, políticamente hablando; que el partido oficialista gobernante, no tenga mayoría en el Congreso Nacional; que sería un escenario que tampoco permitiría la conformación de un Poder Judicial conformado en parte, como un traje a la medida de alguien, sino libre e independiente, para administrar y aplicar en ese orden.

 

Ahora, retomando el caso especifico de los inversionistas extranjeros que vienen al país, se debe decir que, esa gente se presenta aquí en busca de hacer negocios; y que por lo tanto, siempre han de procurar el lograr las condiciones que más les favorezcan, que estén acordes con sus intereses, lo cual no es criticable. A ellos poco les importa lo que resulte para la República Dominicana. Y, no por eso, se pueden considerar como los malos, debido a su condición empresarial.

 

¡No!, los despreciables, aquellos que deben ser fuertemente castigados, son todos los antinacionalistas, corruptos y políticos, busca cuartos, que desde hace bastante tiempo se viene gastando el país, que en  nada les interesa  el mismo, y que dan apoyo a los foráneos que nos visitan en busca de fortunas;  que  les sirven como soporte,  y cajas de resonancia, llámense congresistas u otros componentes del funcionariado público, que no son más que títeres alienados, siempre en busca “de lo de ellos”, ya que los maridajes que se producen no son gratis; de seguro, reportan beneficios a los doblegados y complacientes suscritores de los convenios con el extranjero, a nivel nacional.

 

¡Esos son a los que hay que condenar y sacrificar!; no es a la Barrick Gold, una empresa de negocios, que como todas, aprovecha las oportunidades que se le presentan; ni a otras que hayan pactado con el país en semejantes condiciones.

 

Lo que ocurre es que, en ese tipo de actuaciones y decisiones nacionales, se produce lo mismo a que se refiere aquel famoso pasaje bíblico, muy significativo por cierto: “nada más se trata de ver la paja en el ojo ajeno; y, sin embargo, se ignora la viga que se tiene en el propio”. (Ver: Mateo, Cap. 7, versículos. 1-4).

 

La revisión y la modificación del contrato firmado con la referida empresa, para la explotación minera, graciosa y barata, de nuestro oro, resultan de orden, como de interés nacional. Y, no sólo  de ése, sino de cuantos se hayan suscrito con organizaciones empresariales de otras latitudes, que resulten lesivos para el país.

 

Ahora, la gran pregunta que tantos deben hacerse es, ¿qué se va a hacer con los culpables, con los desaprensivos locales que actuaron en cada caso? ¡De haber voluntad política!, deben existir normativas legales y mecanismos internos, en bases a los cuales se les pueda procesar judicialmente, para comenzar a hacer en ese orden, “lo que nunca se ha hecho”.

 

Eso sería de igual importancia para la República; que se apliquen las sanciones debidas para que, lo ocurrido específicamente con la empresa minera que hoy ocupa la atención de un amplio segmento  de la sociedad dominicana, ¡jamás vuelva a suceder!; que se comience a recapacitar; que los flamantes legisladores de que dispone la nación, no firmen sin leer los contratos que suscriba el país con los busca beneficios, extranjeros, o nacionales egoístas, por el mero hecho de los lineamientos y ordenes que reciban, provenientes de los representantes de turno del Poder Ejecutivo, sin reparar en las consecuencias dañosas, que luego se derivarían para la nación, en términos generales, como algunos congresistas hoy vergonzosamente lo han externado, de una manera fría y descarada. ¡No leímos!

 

Claro, habría que pensar, en cuántos de ellos tenían  el suficiente nivel académico, no sólo para leer, sino para interpretar también  “quintaesencialmente” todo el contenido de una pieza de tal naturaleza. Se deben recordar las características formativas de muchos de nuestros Senadores y Diputados.

 

De todos modos, justicia y condenas para los que mal actuaron a la sazón; que el  asunto no se quede sólo a nivel de la revisión y modificaciones a las que hoy se aspira, con respecto a todos los contratos concertados que se consideren lesivos para la nación.

 

De lo contrario, ¡cómo se salva un país!, específicamente el nuestro.

 

Rolando Fernández

 

 

 

 

 

Pueblo, ¿de qué te quejas?

¿Por qué gritar ahora?, alegando que los chelitos no alcanzan para comer, después de estar apadrinando por años a todos estos políticos corruptos y demagogos, que han venido depredando el país, dejándote cada vez más sumido en la miseria; acosado por el crimen y la delincuencia, como la inseguridad ciudadana; con el fardo dañoso,  mortificante, y burlón de los apagones; pagando por la electricidad y los  combustibles los precios más altos en toda el área del Caribe, según los expertos. ¡Hay que suponer que esas cosas te agradan!

 

Aquí nadie sube a gobernar, o alcanza una curul congresal, por el sistema que  rige, sino es por el voto popular.  Entonces, todos los que han estado mandándote, al igual que legislando en tu contra, desaprensivamente, y saqueando el erario público nacional, es porque tú lo has permitido; has tomado la decisión de elegirlos de manera recurrente, para que te sigan engañando, y poniéndote a pasar trabajos y penurias.

 

Luego, cuál es la razón para quejarse, por lo que está sucediendo en estos momentos. ¿Es que no adviertes lo que siempre habrá de venir, y que todo no es más que pantalla y falsías, promesas en el aire, para embaucar a los tontos, durante las campañas electorales?

 

¿Cuántas veces has tenido la oportunidad de poder contar con mejores representantes; gente digna y honorable, en capacidad de administrar como se debe, y defender el patrimonio de la nación; que gobernaría, y legislaría  para todos los dominicanos, y no sólo para el grupo de  consocios; que no hipotecaría la República en el exterior; que salvaguardaría la soberanía nacional, y que, se inclinaría por defender los intereses de sus conciudadanos? ¡Más, no la has escogido; ha sido despreciada por ti! Luces tal masoquista cualquiera, y después te quejas.

 

Es obvio, ¡pero eso puede cambiar!, que la gran mayoría de las personas serías y honorables de este país, aun tengan aptitudes políticas para competir, difícilmente se inclinen por lanzarse al ruedo nacional de la disciplina, por innumeras razones, entre las cuales se podrían destacar:

 

Primero, porque necesariamente tendrían que doblegar su personalidad, y convertirse en demagogos y sinvergüenzas, y así poder encajar en el orquestamiento creado por los partidos políticos, y el poder económico patrocinador de los candidatos presentados, que también se reporta como aprovechador del disfrute del pastel que se ofrece para repartir.

 

Y segundo, por la cuantiosa inversión de recursos financieros que en lo particular se requiere hacer, para poder alcanzar el poder en la República Dominicana, o llegar hasta el Congreso Nacional; comprando las tantas conciencias que se venden, y  los votos en favor,  aun sea esto último, a cambio de costear brindis de ron, y servicios de pica-pollo; como, patrocinando además, fiestas bailables, y la contratación de caravanas de motoconchistas, para que salgan a las calles a los bandereos acostumbrados, entre otras cosas, y se puedan proclamar las candidaturas ofrecidas.

 

Hasta que tú, pueblo, no adquieras los  niveles de conciencia ciudadana requeridos, cuando evidentemente, una gran parte de esos obstáculos mencionados, tan limitativos para los más adecuados, irían quedando atrás, en pos de procurarte los individuos que le deben gobernar, sin dejarte sorprender con los obsequios baratos, y las falsas de todos estos políticos demagogos que se gasta la nación, ¡tendrás que seguir quejándote como siempre!, y elevando tu voz de reclamos en el desierto.

 

Ya se pudo ver recientemente en el país, que el Gobierno actual, con el concurso de los legisladores que le soportan, aprovechó la efervescencia de las fiestas navideñas y de Año  Nuevo, para imponer a rajatabla una reforma fiscal, cuyos efectos es ahora cuando la nación en realidad comienza a sentirlos, mientras los grandes culpables del desfalco estatal justificatorio, se caminan alegremente por el país, echándoles “vainas” a los pobres, y en el exterior, exhibiendo las fortunas acumuladas.

 

Hasta los curas de la Iglesia Católica, que en nada tienen que gastar, porque todo se lo cubren, pegaron el grito al cielo, parece que,  en un impulso súbito de condolencia, por los altos precios de las medicinas y los artículos de primera necesidad, que ahora se verifican.

 

Claro, después de los latigazos fiscales últimos, santiguados por el Congreso de la República, aduciendo aquellos que ya la situación se torna insoportable; que la clase pobre del país no soporta más descalabro de su modus vivendi, según fuera expresado a través del periódico semanario “Camino”, edición del 10-2-13, en su nota  editorial.

 

“Los religiosos señalan, que de esa forma “no podemos continuar”, a la vez que recuerda, que el Estado dominicano tiene una deuda social acumulada muy grande, que debe ser saldada de forma urgente, por lo que tiene que brindar facilidades en ese aspecto, en particular, a los sectores más excluidos, a aquellos que están al margen de la seguridad social”. (Fuente: Economía, periódico digital “Nuevo Diario”.Hilarión Isalguéz).

 

Mientras tanto, el Gobierno continúa aumentando semanalmente los precios de los dichosos combustibles, a pesar de la estabilidad en el exterior del costo del barril de petróleo, según se expresa en las informaciones periodísticas que aparecen el sábado 9-2-13, por sexta semana consecutiva, lo que muchos interpretan ya como abusivo y burlón; pues, se hace como si fuera subir el valor de un plátano, sin ponderar los efectos traslativos hacia todo los bienes y servicios de consumo masivo local.  ¡Eso lo sube todo!

 

Y es que, como es lógico entender, por ahí resulta bastante fácil recaudar, debido a la obligatoriedad de uso de los carburantes por parte de la población. Pero, ojalá que la bola no la hagan detener de mala manera, en cualquier  momento, ya que hay un refrán muy popular que reza. “hasta la belleza cansa”.

 

Pueblo, si vuelves a votar por los candidatos de los partidos tradicionales, todos comprometidos, y amarrados con los sectores regentes del poder político y económico de la República, tu  vía crucis seguirá tal cual hasta ahora; ¡el diablo continuará llevándose a tu gente!

 

Aquí todavía quedan hombres serios y capaces, dignos de toda confianza, en manos de quienes debes poner el país, para que tengas una real representación en todos los órdenes, y administren escrupulosamente tus bienes; que  no sigan hipotecando tu tierra, o vendiéndola al mejor postor extranjero.

 

Sólo hay que tratar de ubicar a ésos, y motivarles para que se inclinen por competir políticamente, a los fines de que tomen las riendas de la nación, y se puedan acabar, o al menos, aminorar en lo posible, los “flagelos” estatales que desde hace tanto tiempo se tienen.

 

¡Inténtalo!, pueblo sacrificado, por tu bien; por la paz y el sosiego de las nuevas generaciones.

 

Rolando Fernández