El intrincado asunto del aborto femenino ha vuelto a estar de nuevo sobre el tapete en nuestro país. Ese ha sido uno de los temas más “zarandeados y cacareados” a nivel de la opinión pública nuestra durante los últimos tiempos. En las ponencias y discusiones inherentes participan siempre renombrados profesionales de la salud, como especialistas connotados en el área de que se trata, y otros.
Nunca falta en adición, el sector de las iglesias en las ponencias llevadas a cabo. Además, intervienen autoridades y congresistas locales, que de eso no saben ni un “pelo”. También, una serie de comunicadores, al igual que gente del populacho, como se dice, sin ningún tipo de conocimientos médicos-científicos, y menos de carácter esotérico-espiritual, que deben ser de bastante ponderación en ese marco, fungiendo a veces como gallaretas pagadas y nada más.
De similar manera, forman parte del coro social relativo muchas de las connotadas feministas de nuevo cuño que promueven la legalización de tal práctica; de esas alienadas que integran las cajas de resonancia locales de los injerencistas internacionales en la materia, que vienen tratando de lograr ese objetivo desde hace tiempo.
Verbigracia: “ONU pide derogar prohibición aborto”. “Expertos ven graves retrocesos en perjuicio de la mujeres y las niñas”. “Exhortamos a las autoridades dominicanas a derogar las disposiciones legales restrictivas sobre el aborto, especialmente en los casos de riesgo de salud, incluida la salud mental, de…..” (“Diario Libre del 28-7-16, página 21). ¡Por ahí van las locales inducidas!
Sí, aquellas que tratan de inducir a las de su mismo sexo, o preferencias asociadas, para que también tengan actividad sexual alegre sin querer parir luego, haciendo caso omiso al refrán aquel que reza: “todo el que anda en la miel algo se le pega”. Y es claro que, en ese sentido los riesgos siempre estarán presentes.
La verdad es que, esa es una cuestión que se reporta bastante gorda por las naturalezas que envuelve, tanto social de nuevo cuño (negocio, esnobismo e ignorancia); humana (concepción de preferencia entre la vida de la mujer y la criatura en gestación que se alude); y, espiritual esoterista propiamente (por su connotación en términos de la naturaleza esencial de la especie).
De ahí que, será muy difícil que se pueda arribar al tan esperado consenso aprobatorio de la liberalidad propuesta, en cuanto a la prohibición punitiva a que aspiran algunos segmentos nacionales, y los extranjeros injerencistas que participan; o, la permisividad a las feministas, como el libre ejercicio facultativo, con respecto a segar el inicio de algunas corrientes de vida en embrión o cigoto unicelular.
Según dice un contado galeno pediatra: “Afortunadamente, ya nadie pone en dudas, que los más recientes avances de la Citología, la Genética y la Biología Molecular, han puesto de manifiesto que el comienzo de la vida humana ocurre en la concepción; es decir, cuando el óvulo de una mujer es fecundado por el espermatozoide de un hombre” . ¡Ahí está todo dicho!; que no es cuestión de inventos la prohibición debida de los abortos.
Claro está que, mucho más inmanejable en el marco de la mente humana se hacen los tópicos de ese calibre, cuando tienen que ser legislados, y refrendados a nivel de ambas Cámaras, en un Congreso Nacional como el nuestro, que más bien opera tal una extensión más del Poder Ejecutivo, que es el receptor directo de las presiones internacionales inherentes en este caso.
Evidentemente, ayudan muy poco a decidir en las disyuntivas de esa clase, salas congresuales que, es innegable, están compuestas por una serie de senadores y diputados carentes de la capacidad mínima requerida en la mayoría de los casos, y que nada más se reportan como levanta manos, come cheques, y “aprobadores” de beneficios en provecho propio. “¡Ese tema tiene una fragancia muy elevada”!
Un primer poder del Estado nacional aquí- Legislativo -, con tan gran responsabilidad inherente sobre sus hombros, debería procurar el concurso de profesionales destacados en la materia, como lo es el médico pediatra Freddy Contín, entre otros, que preparó y publicó un excelente trabajo relativo, en el periódico “Listín Diario”, edición del 26-7-16, páginas 8 y 9ª, bajo el título “ASPECTOS MÉDICOS SOBRE EL ABORTO”, antes de inclinarse a tomar decisiones solo para complacer a grupos y sectores interesados. ¡No hay desperdicios en ese valioso aporte!
Siempre ha sido, y aún lo es, que a nada finalmente consensuado, que reporte reales beneficios sociales en el orden de lo que se trata, se va a lograr, en razón de los tantos intereses médicos, comerciales, y políticos que gravitan sobre la temática.
Es obvio que, seguirá siempre manejándose ese asunto de comisión en comisión, y puesto en agendas de trabajo, para seguir dándole larga a la cuestión hasta el cansancio. Ahora se plantea, y claro, para diferir el problema se cree, que el tema del aborto tenga su propia ley, dados los inconvenientes que envuelve”. (César Pina Toribio, consultor Jurídico del Poder Ejecutivo).
Resulta lógico entender que, desde el punto de vista médico-autoridades, eso (aborto, su penalización y demás) debe quedarse tal cual ha estado desde hace un tiempo considerable, incluso con anterioridad a 1997, en que el proyecto primario de modificación al Código Penal que fuera sometido por el expresidente Leonel Fernández, en el cual entendemos permanecería intacta la prohibición que ahora se está pretendiendo eliminar.
Eso, en virtud de que, todas las disposiciones que se entendieron pertinentes otrora, contenidas aún en la referida pieza legal, que fuera discutida y aprobada cuando esta nación podía contar con congresistas de fuste, sin presiones injerencistas externas, hombres que sabían cuánto les correspondía aportar, y procedían a hacerlo. Además, son cosas que tienen su base en la misma Constitución de la República, cuando establece en su Artículo 37: “Derecho a la vida. El derecho a la vida es inviolable desde la concepción hasta la muerte. No podrá establecerse, pronunciarse ni aplicarse, en ningún caso, la pena de muerte”.
Incluso, los mismos protocolos médicos vigentes relativos a ese tipo de práctica que se tienen, deberían ser fortalecidos con la introducción de nuevos aspectos restrictivos, y elementos directos de control, como por ejemplo: la permisividad del procedimiento señalado solo en la condición de las circunstancias excepcionales que obliguen, tienen que estar sujetas a pruebas por parte de las comisiones especiales que al efecto tenga a bien designar el Ministerio de Salud Pública, a los fines de supervisión.
¡Difícil tarea esa!, ¿verdad? ¡Contradecir a un colega, si fuera necesario! Es obvio que, dificulta más aún la decisión de aprobar el aborto. Pero, sería una manera de contrarrestar un poco las decisiones alegres, y lucrativas por demás, pues algunos designados oficiales osarían por aquilatar determinados casos, y proceder en consecuencia.
Para proseguir con este intrincado problema, preciso es destacar que, cuando se aborda la despenalización de la práctica del aborto, se hace mención con preferencia a los elementos de corte legal, sociales y políticos correspondientes, obviándose de ordinario en realidad, por hablarse poco, sobre un factor que probablemente sea el de mayor importancia, por pertenecer al actor más relevante dentro de aquel tan cuestionado proceso médico: la mujer.
Nos referimos a la falta de concienciación femenina, en torno a eliminar del interior del cuerpo de la dama, la nueva vida en gestación que se tiene, para lo cual está siendo utilizado su organismo físico-biológico; y, violentando además un mandato divino a cargo: la co-creación con el Gran Hacedor del Universo; incurriendo en un homicidio voluntario; dejando de lado los efectos derivados en contra de la salud física, estado emocional, y kármico que se acarrea, cuando se es sometida a tal procedimiento.
Con bastante claridad son detallados los concernientes a la primera por el doctor Freddy Contín, en el trabajo de referencia, por lo que tantas abortistas tozudas que se tienen, como alienadas, deberían procurarlo, leerlo, y reflexionar sosegadamente sobre las precisiones que hace el connotado galeno, para que luego no estén alegando ignorancia. Los del karma tienen que ser investigados en el ámbito esotérico. Corresponden más bien a la “Ley de Causa y Efecto”. ¡Luego se recogerá por lo sembrado en esa línea!
Finalmente, y en correspondencia con lo expuesto más arriba, todas las féminas con proclividad a abortar, deben hacerse antes la siguiente pregunta, ¿qué es mejor, prevenir los embarazos indeseados, o tener que “botar luego la barriga”?, como se dice popularmente.
¡La respuesta está contenida en el titular que encabeza, según nuestra humilde opinión!
Rolando Fernández
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