El que siembra vientos cosecha tempestades

Esa es una de las máximas clásicas, considerada procedente de la Sagrada Biblia, cuyo amplio sentido envuelve mayor veracidad. Aplica en todos los contextos del proceder o accionar humano. Constituye una adaptación alusiva convencional, en términos muy corrientes,  de lo que estipula la normativa natural de Causa y Efecto, conocida esotéricamente como Ley del Karma, que inexorablemente siempre se cumple.

 

A muchas personas les sorprende, y critican acremente los movimientos huelgarios, como los reclamos salariales que hoy vienen sacudiendo a la sociedad nacional, ante el deterioro fehaciente del poder económico adquisitivo de una gran parte de sus miembros, pertenecientes a diversos sectores laborales, incluyendo dos de connotada importancia, como son los médicos y los profesores.

 

Evidentemente, esas actitudes de orden reivindicativo se veían venir con inminencia, producto de la presión tributaria a la que ha venido siendo sometida la población, a partir del último paquetazo fiscal aprobado, e impuesto a rajatabla, con el que ya, son muy pocos los bienes y servicios de consumo masivo que faltan por ser gravados.

 

Para la colación de la nuevas cargas impositivas se hizo provecho del jolgorio navideño y las fiestas de Año Nuevo, de forma tal que la gente poco advirtiera lo que en realidad venía, como en efecto ocurrió, ya que es ahora cuando en verdad el peso insoportable del abusivo incremento en los impuestos a pagar por la población se viene dejando sentir; luego de que el sueldo número trece fuera a parar a las arcas de los siempre aprovechadores y agiotistas comerciantes que se gasta el país; y que, se retornara a los emolumentos ordinarios que reciben las personas aquí.

 

En  consecuencia, si las autoridades del Gobierno impusieron su voluntad impositiva, sin dar muestra hasta el momento de que algo se hará para procesar a los corruptos y desfalcadores que el rumor público acusa de ser los causantes del déficit fiscal que se está pretendiendo cubrir, aunque al sufrido pueblo se lo lleve el diablo, como se dice, lo más lógico es entender que los reclamos de aumentos salariales tienen que hacer acto de presencia; que las exigencias en tal sentido habrán de  continuar; y que, de no ser atendidas como se debe, podrían ir creando el escenario apropiado para un desbordamiento social generalizado, corriéndose riesgos impredecibles en el país.

 

Los buenos estrategas políticos siempre tienen presente que, con la barriga y la salud de la gente no se debe jugar; que son cosas a respetar de la manera que sea. A ese respecto, ya en esta nación se están tocando los linderos del sacrificio extremo, por lo que la paciencia de la ciudadanía comienza a decrecer sobremanera, y las retaliaciones sin control en cualquier momento pueden aparecer.

 

En esta República es bien conocido por los que mandan, el nivel en que se encuentra el costo promedio de la canasta alimenticia familiar; los rangos ordinarios salariales vigentes; las carencias que se tienen en los centros asistenciales públicos de salud; como, lo inalcanzables que resultan esos servicios en el ámbito privado para la gran mayoría de la población.

 

Pero, todo eso al parecer, ¡no importa!, y una de las muestras para entenderlo así es que, según una reseña que aparece publicada en periódico “HOY”, edición del 6-3-12, página 5ª, “Las casas importadoras de productos e insumos cardiovasculares ya comenzaron ayer a pagar el Impuesto a la Transferencia de Bienes y Servicios (Itbis) del 18%, que retiene la Dirección General de Aduanas”.

 

Se está hablando de: “cables para marcapasos, estents y otros dispositivos para intervenciones cardiovasculares. Además, mayoría de marcapasos, balones y coin”, todos considerados insumos vitales para la preservación de la salud, por afecciones cardiacas.

 

Entonces, frente a ese panorama tan abusivo y desolador, las posturas que algunos entienden más aconsejables son, la del “aguante y la conformidad pueblerina”. Derechos como la alimentación básica a tener, y la preservación de la salud a procurar, hay que dejarlos de lado, para que el Gobierno actual pueda resolver los problemas económicos que otros crearon. Al pueblo que soporte. ¡Qué bien!

 

Las autoridades gubernamentales presentes están recogiendo la cosecha de lo que no hace mucho tiempo sembraron: crisis huelgarias por reclamos salariales, hasta ahora. Después, podrían venir acciones más contundentes, de no obtemperarse ante los justos requerimientos que se hacen. ¡La gente tiene que subsistir!

 

A veces, los políticos tienen que verse en el espejo de otras naciones, para luego no tener que lamentar. El sistema de partidos en la República Dominicana está de capa caída, por lo corrompidas que se encuentran esas entidades, como las actitudes desaprensivas que han caracterizado sus gobernanzas durante los últimos años.

 

Sólo se ha venido pensando en sacrificar cada vez más a este pueblo, que también tiene que debatirse entre la delincuencia y la criminalidad que le azota, por lo que es bastante previsible, que de repente el mismo tendrá que expresarse de mala manera, para reclamar sus derechos a la subsistencia y a la paz; a que la justicia actúe en contra de sus depredadores, para no tener que continuar pagando las consecuencias de los despreciables actos en que incurren. ¡Eso podría no estar muy lejos!

 

Rolando Fernández

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