¡Atemoriza!, la criminalidad que ya se observa en la nación dominicana

¡Lamentable realidad ésa! Hojear los periódicos locales hoy es un martirio. Cada día que pasa, las reseñas y reportajes gráficos que aparecen en los rotativos nacionales, alusivos a esa deleznable situación, se tornan más deprimentes y desoladores para la gente de aquí, que se siente totalmente desprotegida, corriendo riesgos inmensos.

 

Al parecer, se acabó la paz y el sosiego para los dominicanos. Las calles del país se han convertido en algo muy semejante a aquellos caminos del viejo Oeste americano, donde en cualquier lugar aparecían de repente las bandas criminales, los asaltantes de caravanas, que en adición mataban – aquí de cualquier vehículo, o a gente de a pie también -, al igual que los pistoleros enmascarados.

 

Las interesantes preguntas que tantos se hacen en esta República son: ¿qué se va a hacer?; ¿por dónde empezar a corregir?, analizando el escenario generalizado que ya se tiene en ese orden; las cuestionadas normativas legales que rigen en tal sentido; como, las lenidades que se perciben, en términos de la administración y aplicación de justicia en el país.

 

Eso, por una parte. Pero además, se deben considerar: la penetración cultural mal asimilada que se tiene, sin control alguno; la inconsciencia ciudadana manifiesta; las desaprensiones de muchos de los políticos mandantes en la actualidad; como, la adhesión, principalmente juvenil, hacia determinados ritos seudos religiosos, de los denominados “satánicos”. Todos éstos agregados innegables, son factores muy incidentes en las acciones delincuenciales que se verifican actualmente en esta nación.

 

Bastante compleja se torna ya esa tormentosa situación, por los niveles de expansión, o  incidencia que ha alcanzado la misma, que dificultan el poder enfrentarle con efectividad, salvo que se introduzcan en los códigos legales relativos las modificaciones pertinentes, y que se endurezcan en gran medida las acciones preventivas que ya se imponen, aun se tenga que recurrir a métodos de fuerza poco comunes en el marco de la llamada democracia representativa.

 

Con esa blandenguería que de ordinario se observa aquí, en relación con lo que ya se puede considerar como un flagelo de alta peligrosidad nacional, ¡nada se va a lograr!

 

Rolando Fernández

 

 

 

El gran negocio con las misses

¿Cuándo dejarán de ser misses, para ser más preciadas? ¡Sí!, así lo serían  por su inteligencia; la preparación académica y cultural que ostenten; el respeto a su propia realidad corporal, nada de artificios; y, siendo más astutas, para no dejarse utilizar como simples “instrumentos  mercadológicos” de ocasión.

 

Es lo que se preguntaría cualquier persona observadora, reflexionando de inmediato sobre las condiciones señaladas, al reparar en cómo tantas mujeres jóvenes en estos tiempos se dejan usar, tales prendas de comercialización, a la clara, en todos esos certámenes de belleza – física, por supuesto – , que se llevan a cabo en la actualidad.

 

Con regularidad, para ellos se reúnen a jóvenes damas que, aunque tengan cuerpos bien estructurados, sin importar que sea a base de rellenos y cirugías, se prestan para exhibicionismos de todo tipo; pues, el evidenciar otras condiciones personales, con regularidad poco les interesa, amén de que, en la mayoría de los casos tampoco las tienen.

 

Precedentes los hay demás.  Los suficientes prontuarios académicos y culturales, que permiten un pensar consciente, un acertado discriminar, y el estar debidamente informadas, normalmente brillan por su ausencia; creen, que con cuerpo y carita todo se resuelve.

 

No sería difícil escuchar de ellas, en las entrevistas públicas que se les hacen, descabelladas respuestas a tontas preguntas, como esa de: ¿quién descubrió a América?, y que la contesta sea, el Padre las Casas.

 

Claro, el negocito deja bastante a sus organizadores y patrocinadores, y quizás a la que resulte ganadora.  La  inquietud que quedaría plantearse es entonces, ¿qué ocurre en tal sentido, con aquellas que no logren calificar, que no alcancen ningún lugar en el certamen; sólo obtendrían pérdida de dinero?  Y es que, la inversión de recursos económicos resulta obvia, para poder concursar.

 

Ahora se está en presencia de un nuevo evento de ese tipo, “Miss Turismo Bávaro Caribe”, según las informaciones que han venido publicando importantes medios digitales nuestros, entre ellos, “El Sol Dominicano”, y “El Nuevo Diario”.

 

Seria bueno, el que se aprovechara a ese conjunto de hermosas jóvenes, para promocionar las actividades turísticas del país, renglón de nuestra economía que genera una gran cantidad de divisas, de tanta necesidad hoy.

 

Pero, para esa labor tendrían ellas que conocer bastante sobre nuestra historia patria, geografía dominicana, nuestros principales monumentos y museos a nivel nacional; datos bibliográficos con relación a los más destacados literatos del país, artistas de la pintura, músicos, y grandes cantantes, etc. En fin, tener un amplio perfil cultural sobre  todo lo nuestro.

 

Eso, para que el evento no se reporte como uno más del montón: comercio y exhibicionismo corporal a granel. ¿Se habrá pensado en esa posibilidad? ¿Les harían a las candidatas las evoluciones correspondientes en tal sentido?

 

Rolando Fernández

 

Las atenciones valen mucho y cuestan poco

¡Cuán lamentable resulta!, el que algunas personas no alcancemos a ver lo importante que se reporta el ser atentos; la gran significación que tiene el reciprocar con los demás. ¡Craso error no entenderlo así!

 

Sí, somos muchos los que vivimos muy equivocados, creyéndonos ser siempre el único aire que todos necesitan respirar; o, el Sol de cuyos rayos y calor  se requiere para poder subsistir; que somos la única fuente en capacidad de abastecer suficiente agua, para saciar la sed de todos cuantos nos rodean.

 

Cuando sujetos a tales concepciones, definimos y adoptamos procederes humanos interactivos, nos olvidamos de que, las actitudes que conllevan atencionar en ocasiones a los demás, máxime cuando nos sirven de manera desinteresada, por lo regular reportan incalculables beneficios.

 

Y, no nos referimos a reciprocidades de índole económico, o que impliquen obsequio alguno, ¡NO!;  se trata por regular, de cosas nimias diversas, hasta de responder una simple llamada telefónica, o contestar algún mensaje digital cursado; al igual que, ser amable y cortés ante cualquier visita recibida.

 

Pero, lamentablemente, habemos muchos seres humanos que sólo nos consideramos merecedores de recibir, por lo que nada más miramos hacia nosotros mismos.  Jamás pensamos en que la forma más fácil de conquistar, no solamente a los  demás congéneres, sino también a los mismos animales que utilizamos,  y que nos acompañan con lealtad, es prestarles atención, reciprocar afectos o comportamientos, aun sea con agradables y oportunas palabras.

 

Cuando no aprendemos a valorar, o apreciar lo que de otros recibimos, aun sean nuestros empleados, como trabajadores de cualquier tipo, estamos corriendo el inminente riesgo de perder los beneficios que nos ofrecen. Y, sí procuramos recapacitar luego, probablemente resulte muy tarde, al momento de querer hacerlo.

 

Creernos, que la otra persona no es importante, ¡es errar de forma significativa! Considerar que, muy pocos merecen ser “atencionados y apreciados” en su justo valor, puede ser calificado como una gran torpeza egotista, que siempre se lamenta después.  De ahí que, hay refrán que reza, y que bien podría asociarse con esas actitudes impropias: “nadie sabe lo que tiene, hasta que no lo pierde”.

 

Todos cuantos pensamos estar por encima de los demás, vamos trazando caminos de soledad, en el ámbito que sea.  Nadie se  mantendrá presto a servirnos, o aportarnos su concurso de manera desinteresada. Y a veces, hasta interesada, por el compartir impropio, o la falta de alguna deferencia ocasional, cosas que se verifican en muchos receptores de atenciones, o servicios variados.

 

Tenemos que aprender todos, a cualificar los diversos  aspectos de quienes nos sirven por cualquier vía; a los que nos ofrecen su concurso de forma incondicional, principalmente, o nos distinguen con regularidad, para corresponderles con la oportunidad debida.

 

Y, nunca creernos superiores, con derecho sólo  recibir.  Los demás, siempre también merecen. ¡Todos, somos importantes por igual!, hasta la persona más humilde. Cualquier diferencia que se pueda verificar es circunstancial, o relativa.

 

Luego, adherirnos sin falta, al sentido de la frase que encabeza, que hoy tanto escasea, ¡es una de las mejores decisiones humanas!

 

Rolando Fernández

 

 

 

 

¡No denigrar más a nuestras mujeres!

Es una lástima que, con tantas temáticas importantes que se tienen pendientes en este país, que deberían ser abordadas, conocidas a profundidad, sancionadas, y finalmente aprobadas a nivel congresual, los honorables miembros de la Cámara de Diputados de la República Dominicana (Comisión Permanente de Justicia), según una reseña periodística publicada recientemente, prosigan en su afán por legislar sobre el proyecto de ley de la autoría de Esther Minyety (contraste: propuesta de una mujer), que busca establecer zonas de tolerancia, o rosa, para que los llamados eufemísticamente trabajadores sexuales (mujeres y hombres), puedan operar con libertad absoluta, y protección  además, certificados por el Ministerio de Salud Pública, en términos del estado de salud que cada uno tenga.

 

“Establecimiento de Zona de Tolerancia para la Práctica del Trabajo Sexual en la República Dominicana”, es el nombre de lo que se podría considerar, en buen juicio, como un despropósito; una denigración contra la dignidad de nuestras valerosas mujeres, al margen de su condición socio-económica prevaleciente, muchas de las cuales, debido a la falta de oportunidades, por parte sociedad en general, como de instrucción escolar;  al igual que, de las orientaciones requeridas en los órdenes emocional y sanitario, se han inclinado por el ejercicio de una actividad que, por más que se quiera adornar, como un medio de subsistencia, y no un fin, las estigmatiza como seres degenerados, sin valores morales que ostentar.

 

También ha contribuido a alentar, en parte, el desarrollo de la comercialización carnal a que recurren muchas de nuestras mujeres, la inducción proveniente de algunas feministas de nuevo cuño, con sus declaraciones y propuestas favorables, con relación a dicha actividad, como a la iniciativa en curso, que osan definir incluso esa acción, como un trabajo más que debe ser asimilado tal cual por todos; y piden en adición, no excluir a quienes lo realizan del marco  de observancia correspondiente a los derechos humanos, en el sentido de ofrecerles de la protección debida.

 

Es lo que se infiere por ejemplo, de los criterios vertidos por Ana María Navarro, oficial para la República Dominicana del Programa Conjunto de la Naciones Unidas para el VIH Sida (ONUSIDA). Véase “Diario Libre”, del 17-11-12, página 08.

 

Dijo, al explicar sobre la temática, entre otras cosas, “que los derechos humanos son universales y están vinculados a toda la población, independientemente del tipo de trabajo que ejerzan y, sobre todo, para el segmento más vulnerable como lo es el trabajo sexual”. ¡Tremenda actividad laboral!

 

De su parte, el director ejecutivo del Centro de Orientación e Investigación Integral (COIN), señor Santo Rosario Ramírez, luce dar su espaldarazo también, al tan criticado y rechazado proyecto de ley, cuando al intervenir en un seminario  celebrado al efecto, manifestó, entre otras opiniones que, “esas mujeres deben ser incorporadas a la sociedad, ya que de acuerdo a estudios, el trabajo sexual en la República Dominicana es un medio, no un fin y la mayoría……”

 

Y agregó, “La idea no es buscar una propuesta que las discrimine, sino que las incluya como cualquier mujer de la sociedad dominicana. ¡Que bien!, todas para el mismo saco se podría decir. (Véase medio citado anteriormente)

 

La verdad es que, parece ser que los artífices particulares, como aquellos pertenecientes a determinadas organizaciones sociales, que vienen aupando la aprobación de una normativa legal de tal naturaleza en este país, no se han percatado del daño que se haría; de que una ley así, contribuiría a seguir ultrajando más aún, la naturaleza intrínseca, como el verdadero rol atribuible de toda mujer, desde la creación del Universo.

 

Sería como restarle valor al ser más importante que habita sobre el planeta Tierra; a la co-creadora con la Divinidad Suprema; al ente que alimenta a toda sociedad humana; y que por demás, promueve el equilibrio emocional entre los miembros de la tribu biológica de que forme parte, constituyendo siempre la columna principal de la misma. Claro, ¡cuando son en realidad “mujere”, no mujeres!, valga la distinción.

 

No sería lo más correcto, el que la mujer se le esté considerando como un mero instrumento, sólo para la satisfacción del instinto  sexual masculino (animal), muy unilateral en el caso que nos ocupa; como una prenda mecánica, de uso robotizado para tales propósitos. Una trabajadora más, sólo que comercializando con sus encantos físicos; y, corriendo por supuesto altos riesgos, que podrían dar al traste con su salud inmediata, y hasta con su vida misma después.

 

Pero además, el aspirar a la aprobación de una normativa legal de esa índole, pone en evidencia clara, una gran ignorancia, con respecto a la actividad sexual por parte de los seres humanos que intervienen en el asunto, considerándolo en el sentido de lo espiritual propiamente.

 

El llamado sexo es algo que, amén de constituir una necesidad biológica placentera, principalmente entre parejas opuestas, o diferentes, tiene otras implicaciones no concebibles en el contexto de un trabajo remunerativo, económicamente hablando.

 

Valdría la pena volver a transcribir aquí, algunas puntualizaciones sobre el sexo, que incluyéramos en un artículo publicado hace un tiempito, para ponderación por parte de aquellos y aquellas que aspiran a  la aprobación del proyecto de ley que nos ocupa, según las expone la autora Bárbara Marciniak, en el libro “Tierra” -“Las Claves Pleyadianas de la Biblioteca Viviente” (1997):

 

a)    “En vuestro planeta se os ha mantenido ignorantes en lo que se refiere al sexo. Para vosotros es un asunto puntual y que, en el mejor de los casos, os da placer, pero en verdad es un asunto bastante cósmico.  Un patrón energético os conecta con y atrae inmediatamente energías invisibles cuando hacéis el amor con otra persona”.

 

b)   “Debéis perseguir el ideal de utilizar vuestra expresión sexual para regeneraros en lugar de degeneraros.  Hablar de sexualidad supone hablar de hormonas.  La sexualidad excita el núcleo de vuestras células, y los filamentos codificados de luz se entrelazan. Como con un imán, las energías se sienten atraídas y se enfilan en la misma dirección………….”

 

c)    “El sexo es algo maravilloso.  Es uno de los regalos más gloriosos que tenéis, como seres humanos, para descubrir vuestra identidad.  No obstante, tenéis que aprender a usarlo.  Nadie os ha enseñado las ramificaciones energéticas que tienen lugar cuando dos personas hacen el amor…..”

 

A partir de lo últimamente expresado, ¿se podría practicar el sexo como un trabajo mercurial cualquiera? ¡Esa sería la gran pregunta a responder!, como tarea, distinguidos lectores.

 

Rolando Fernández

 

 

 

 

 

¡Qué pregunta señores!

Hojeando uno de los medios locales de mayor circulación nacional, como hay que hacerlo ya, para uno no seguir amargándose la vida, y sintiéndose impotente cada vez más, ante las tantas malas noticias y los reportajes desesperanzadores que aparecen publicados en los mismos, nos encontramos con una reseña, sobre la cual todo buen dominicano tenía obligatoriamente  que reparar.

 

Sí, se trata de aquella que  aparece en la página 2ª, del medio “Listín Diario”, edición del 18-11-12, contentiva de una foto muy expresiva, correspondiente a uno de los segmentos de la reciente manifestación de protesta escenificada por un significativo grupo de jóvenes dominicanos en la rotonda de la Plaza de la Bandera, en contra de la reforma fiscal aprobada, impuesta “a raja tabla” por el Gobierno de turno a la población nacional.

 

Esa, en la que una graciosa dama, que luce bastante compungida y desesperanzada, participando en el evento de carácter reivindicativo social, muestra a uno de los agentes policiales que custodiaban el área ocupada, un cartelón con una pregunta escrita, acompañada de una pequeña, pero importante invitación a reflexionar, que decían:

 

“Policía y tus hijos viven bien?? Piensa!!”

 

Evidentemente, la interrogante envuelta, y presentada de tal forma a dicho centinela policial, denota una gran indignación e indefensión ciudadana, al tiempo que invita a una reflexión  pueblerina, en términos generales, incluidos los miembros del cuerpo de orden, y los  pertenecientes a las fuerzas militares del país – los de menor rango por supuesto -, que sólo están sujetos a correr riesgos extremos, recibiendo míseros salarios, para la subsistencia de ellos y sus familiares, por lo que no están exentos de sufrir, los abusos en que incurren los políticos nuestros en  contra de la población, de la cual todos y cada uno de ellos  forman parte; lo que hacer pensar que, también ésos deberían estar presentes,  como participantes más bien, en las protestas que se llevan a cabo.

 

Pero además, esas actitudes juveniles nacionales ponen en evidencia su visión hacia el futuro calamitoso que les espera – a los del mañana que hoy se expresan -, como legado de los que han estado gobernando el país durante los últimos lustros, producto de la corrupción estatal fehaciente, y las desaprensiones de los políticos de nuevo cuño, antinacionalistas en adición, que se ha venido gastando esta República.

 

Obviamente, parece ser que, ya la juventud dominicana ha comenzado a advertir el sombrío panorama que le espera, y que está dispuesta a luchar; a echar el pleito, con todos aquellos que  han venido atentando durante años, contra su bienestar y sosiego futuro; dejando entrever adicionalmente, que sólo necesitan de un líder creíble, y con experiencia, que le guíe. ¡Una cabeza para los indignados jóvenes dominicanos!

 

Para un buen entendedor, todo quedó dicho en las declaraciones ofrecidas a la prensa por uno de los participantes en la protesta de que se trata, el cual se identificó como  Juan de los Palotes:

 

“La motivación de lo que está pasando aquí es muy clara; esto es la juventud dominicana indignada, que por fin abrió los ojos y se dio cuenta de que la clase política de aquí lo que hace es exprimir a la sociedad y no trabajar para el pueblo, y negar incluso el derecho a la educación y a la seguridad social de los más pobres. Nuestro país merece un mejor trato”. (Véase periódico citado).

 

Del contenido de ese mensaje se desprende que, el Gobierno, sus asesores alienados, como los intrusos de ultramar que intervienen, deben tener mucho cuidado con la aplicación en definitiva de esa reforma fiscal abusiva que se quiere imponer al país. ¡Les puede salir el tiro por la culata!, como se dice.

 

Todas esas protestas, que en contra de tal disposición se han verificado hasta ahora, y las que de seguro se producirán con mayor fervor, y decisión desbordante en el futuro inmediato, bien podrían dar al traste con el clima de paz y gobernabilidad presente.

 

¡Ojo al Cristo!, señores del Gobierno, que el horno no está para galletitas, como suele decirse en el argot popular.

 

: Rolando Fernández

 

 

 

Otro intento fallido previsible: Evaluación docente UASD, vía Internet

De acuerdo con una información que aparece publicada en la página de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), en la red Internet, durante el mes de noviembre del presente año, se procederá a evaluar al personal docente de la academia estatal, a través de esa misma vía. ¡Infructífera tarea, a nuestro humilde entender!

 

Por la experiencia que tenemos a lo interno de esa institución, nos atreveríamos a decir que, las evaluaciones a los profesores en la UASD, nunca se han reportado en verdad como objetivas, por una serie de factores procedimentales no aptos; que envuelven además, notorios aspectos muy subjetivos. Y, menos podrían serlo ahora, de esa forma virtual en que se pretende llevar a cabo la actividad relativa.

 

Es lo que hemos podido apreciar durante el tiempo que tenemos allí impartiendo clases, por innúmeras razones incidentes que se tornan negativas, advertidas por nosotros, y otros tantos profesores más, durante los escasos procesos de evaluación docente, que se han verificado en el transcurso de nuestra estadía por esos predios, como facilitador de formación profesional.

 

Por el lado de los estudiantes, creemos que la gran mayoría no está en capacidad de evaluar a nadie, por motivos diversos, que resulta prolijo enumerar. Pero, entre esos se podría hacer mención a la falta de conciencia, como el escaso sentido de responsabilidad que observan, cursando estudios a ese nivel, lo cual resulta bastante impropio.

 

Ni siquiera podrían hacerlo efectivamente con ellos mismos.  Cuando se les contacta para evaluar a los profesores de turno que tienen, sólo pueden ofrecer informaciones que responden a simples preguntas directas: asistencia a clases de los instructores, entrega de programas, calificaciones de exámenes, etc.

 

Esas son respuestas entre otras que, amén de que no permiten una real calificación profesoral, de ordinario tampoco resultan ser sinceras, cuando el docente no les es simpático; o, les exige rendimiento académico y comportamientos adecuados dentro de las aulas. Tratan de afectarle, como una forma de represalia, algo imposible de apreciar en las evaluaciones concluyentes.

 

Las poquísimas veces que hemos vistos esos procesos en la UASD, dos o tres  (2 ó 3), si mal no recordamos, desde que nos iniciamos allí en las labores docentes, hace ya bastante tiempo, se han hecho de manera presencial, directa en la aulas, con resultados muy cuestionables e inoportunos.

 

Y en adición, el personal recolector de los datos para tales propósitos, no ha evidenciado ser el más apto, en términos de las orientaciones debidas a los estudiantes, para que contesten de manera objetiva a las preguntas que se les formulan.

 

En fin, los datos que suministre el alumnado con que se trabaje, de manera tan sujetiva, y poco precisa a la vez, no creemos, reiteramos, que en realidad permita evaluar a ningún profesor allí, sea éste excelente, bueno, regular, o malo.

 

Y, si eso es a nivel directo en los cursos, muchos menos efectivo resultaría en nuestra humilde opinión, ese procedimiento calificativo docente, a través de la red del Internet, aunque desconocemos cuál sería la forma a utilizar. Pero, entendemos que, se recurriría a la misma metodología indagatoria, sólo que, llevada a lo virtual. ¡No creemos entonces que eso así prospere!

 

Las autoridades uasdianas tienen que abocarse a definir una técnica para evaluación profesoral, aplicable en la institución, según sus características muy propias, que realmente proporcione calificativos lo más acabados y razonables posibles, que a nuestro juicio es la aspiración en especial, del señor Rector Magnifico actual. ¡Es algo que ya con urgencia se impone!

 

Claro, para lograr eso, habría que proceder en cierto aspecto al margen de la ignorancia estudiantil, y su poco sentido de responsabilidad, por un lado.  Y por el otro, de las adhesiones, revanchismos, etc., relacionados con la condición grupal política de los docentes.

 

A quienes realmente corresponde evaluar de manera directa a los profesores, aun no sea la calificación definitiva, es al coordinador de la cátedra a la cual se pertenezca, con el concurso de los estudiantes, a través de sondeos indagatorios entre ésos, e informaciones recogidas en su entorno de forma indirecta, próximo a la mitad de cada semestre, o durante las últimas semanas del mismo.

 

Pero ocurre que, con regularidad los coordinadores de las cátedras temen supervisar e indagar sobre los procederes y comportamientos profesorales de muchos docentes, para evitarse “fricciones personales”, y que se les acuse de persecutores. Más aún, cuando se pertenece a parcelas políticas diferentes.

 

Ante ese escenario político grupal reinante en que vive la UASD constantemente, en el que sólo rigen las apetencias de los votos favorables a cargos electivos, el evaluar profesores en su seno de manera efectiva, como hasta ahora se ha venido haciendo, será siempre una ilusión; un montaje “dilapidatorio” de recursos económico más, de los tantos que a lo interno de la academia se observan.

 

Si en verdad se quiere hacer en esa universidad estatal, un trabajo promisorio en tal sentido, habría que realizarlo utilizando gente apolítica dentro de la institución, sin aspiraciones de orden electoral.

 

Bien se podría pensar en la formación de comisiones “evaluatorias”, a nivel de cada una de las escuelas que componen las diferentes facultades, y las carreras que administran, compuestas por ex-docentes pensionados, que son personas con autoridad para hacerlo; y que, en la mayoría de los casos, no están comprometidas con nadie; aun se les otorgue una equitativa remuneración adicional en cada caso.  Todo sería asunto de voluntad y coordinación.

 

Esa  labor,  estaría complementada con la supervisión periódica exigible a los coordinadores de las cátedras, que participarían haciendo el análisis comparativo de lugar, y en las discusiones deliberativas en cada ocasión, con voz, pero sin voto. Y, cargando obviamente, como son los cargos, ¡para cargar!

 

Otra forma que creemos posible, y hasta aconsejable, es que los exámenes finales de las asignaturas sean preparados por las direcciones de las respectivas escuelas, utilizando profesores comisionados para tales fines, según el contenido completo de los programas vigentes.

 

A partir de ahí, ¡sí que se podría evaluar más apropiadamente, el trabajo y la competencia de cada profesor!, dependiendo de las reacciones y las respuestas de los estudiantes envueltos, los que tomen las pruebas al término del semestre.

 

Finalmente, pensamos que, ¡toda evaluación profesoral pertinente en la UASD, se debe hacer a nivel presencial! Esa iniciativa en tal sentido, por Internet, como  en esta ocasión se ha dispuesto, se podría calificar, sin temor a equivoco, como un previsible fracaso más; sería otra “perdedera” de tiempo.

 

Rolando Fernández

 

 

 

 

¿Cuándo limpiarán las aceras, y demás pasos peatonales?

El tránsito peatonal en una gran parte de la capital dominicana, se ha convertido en una odisea para los “ciudadanos de a pie”, como se les llama, que tienen que desplazarse por las aceras, o los llamados puentes para el cruce de las avenidas de gran circulación vehicular.

 

Esas primeras vías, cuyo principal propósito es permitir el libre caminar de las personas con el menor riesgo posible de accidentes, han sido convertidas en infiernos callejeros.

 

En ellas predominan los hoyos de las alcantarillas sin tapas (se las roban); las ocupaciones con el estacionamiento de vehículos; la instalación de talleres de todo tipo; las exhibiciones de artículos diversos para la venta; los tarantines para el expendio de comestibles a los transeúntes; los depósitos de materiales para la construcción, como también de las basuras acumuladas. Y, lo peor de todo, el desplazamiento de los motoristas a gran velocidad, llevándose de encuentro a cualquier persona, niño, o animal, que encuentren a su paso.

 

Por el otro lado, las demás vías que permiten la movilidad de la gente, prácticamente obstruidas, son los puentes peatonales, transformados en mercados ambulantes para las ofertas de todo tipo de chucherías, amén del alto riesgo de carácter delincuencial que se corre sobre los mismos.

 

Y, las autoridades competentes para disponer las medidas correctivas de lugar, las edilicias, y las de AMET, a cuyas últimas también debe corresponder el velar por el cuido de los “ciudadanos de a pie”, se hacen normalmente de la vista gorda, como se dice de ordinario.

 

Las veces que se ha intentado limpiar ambos caminos para el tránsito de los peatones, no ha habido supervisión a posteriori; y, los ocupantes de las aceras, como los vendedores callejeros han vuelto a la carga. Desobedecen por completo las disposiciones oficiales cursadas.  Se burlan a carcajadas de los que creen mandar en esos asuntos.

 

¡Penosa realidad esa!, en un país donde todo el mundo osa hacer lo que quiere, sin reparar en las consecuencias perjudiciales  para los demás.

 

Rolando Fernández

 

 

 

La maldad radica en la inconsciencia ciudadana nuestra

Sí, los malos no son los políticos que tenemos. ¡No!, son todos aquellos dominicanos que no saben elegir a sus gobernantes; que en su mayoría se dejan comprar con un pica pollo, y un pote de ron; al igual que, con RD$500.00 (con los comen dos días si acaso), para que sufraguen en favor de los que luego van con regularidad a enriquecerse al Estado Dominicano; a depredar sin contemplación el erario público; como, a reciprocar con los poderosos grupos empresariales y extranjeros, que de ordinario les patrocinan para alcanzar el poder.

 

Luego, no hay que estarse quejando después, sino acogerse a todo cuanto pueda provenir de las desaprensiones en las que incurran los politiqueros de nuevo cuño, que han venido gobernando el país durante los últimos lustros, a sus “sanchas”, sin ningún tipo de oposición prácticamente.

 

Entonces, con todas esas protestas y huelgas que hoy se vienen realizando a nivel nacional, salvo que no se produzca una paralización general del país, pacífica por supuesto, para llamar a la reflexión a los políticos mandantes, y recordarles que los pueblos tienen todo el derecho a disfrutar de un clima de paz y sosiego; a exigir la aplicación de justicia cuando proceda hacerlo; y, a la subsistencia debida, ¡nada se va a lograr!, que no sea el recibir mayores atropellos físicos, y el ofrendar vidas inocentes al cualquierizado sistema político que se gasta esta República.

 

Los pueblos tienen que aprender a sacrificarse en su beneficio. Los paros generales, que como dijéramos anteriormente, son los únicos que pueden resultar fructíferos, necesitan ser subvencionados. Pero, de no aparecer quienes lo hagan, por las componendas evidentes entre los sectores económicos influyentes nacionales, y el poder político regente, esa lucha reivindicativa en gran escala, no debe detenerse.  Procede el no desfallecer en la acción, ante las  necesidades económicas obvias, en pos de las requeridas, y mejores condiciones futuras de vida para la gente.

 

Por consiguiente, la decisión final tiene que ser pueblerina.  De lo contrario, todos los habitantes menos pudientes de esta nación, continuarán siempre subyugados por los políticos de turno, y sujetos a sus caprichos y avaricias.

 

Mientras tanto, la gran mayoría de esos últimos, seguirán amansando fortunas “mal habidas”; desfalcando el erario público en favor suyo, y de los grupos adeptos que  suelen proclamarles cada cuatrienio.

 

La frase sociológica aquella de que: “Los pueblos tienen los gobiernos que se merecen”, hay que seguir repitiéndola con mayor fervor cada vez. Pues, ésos son los más llamados a tratar de conocer su historia, para no volver a vivirla. Son los que tienen que rectificar sus malas decisiones eleccionarias; o, procurar el que se introduzcan después, los cambios considerados pertinentes por la generalidad de los ciudadanos.

 

Rolando Fernández

 

 

 

 

 

No fomentar el delinquir, ¡sí!

¡Matar a alguien no, ni de arriba ni de abajo! Lo que sí procede que se haga es, buscar y combatir con férrea voluntad, las causas sembradas que provocan el delinquir a nivel de toda la sociedad dominicana.

 

Es por ahí por donde se debe ir, procurando poner el frente y castigar de manera severa los malos ejemplos, provengan de donde sea, incluyendo a las altas esferas políticas y empresariales nuestras, cuando en ellos incurran.

 

Los enjuiciamientos y castigos a la corrupción estatal rampante, es algo que ya se impone con urgencia en este país. La impunidad  no puede seguir reinando en el mismo.  Tampoco, esa lenidad que se verifica con respecto al narcotráfico y el consumo de drogas.  El auge vertiginoso de ese gran negocio, en el que tantos aquí intervienen, tiene que se controlado a como dé lugar.

 

Evidentemente, la delincuencia generalizada, prácticamente,  que viene acosando a la sociedad dominicana es una realidad innegable. Es un flagelo a combatir por todos los “flancos” posibles.  Ahora, para ello es evidente que, “se tienen a las manos de las autoridades competentes,” o se dispone de un sinnúmero de alternativas posibles, siempre y cuando haya voluntad, que conducirían hacia las enmiendas procedentes, sin la necesidad de tener que matar a ninguna persona en particular. ¡Nadie sobre esta Tierra, tiene derecho a quitarle la vida a nadie, ni siquiera a un animal indefenso!

 

El tema viene a colación, a raíz de un articulo que publicara el señor Gerson de la Rosa, en el medio digital “El Nuevo Diario, intitulado “Matemos a los delincuentes”, con un contenido de alta significación no cabe duda, y repleto de “verdades mondas y “lirondas, como se ordinario se dice en el marco del argot jurídico; pero, en el que incluye una consideración que se podría apreciar como inductiva no apropiada,  debido a lo cual, con el mayor respeto le diríamos que, para procurar enmendar la situación tan deleznable que nos ocupa, ¡no hay que matar a nadie!, pertenezca a la clase social, o política,  que sea.

 

Lo que sí resultaría pertinente, es el tratar de motivar a la población para que se incline por concienciarse, en cuanto a la escogencia de sus autoridades más representativas; que sean de ésas que están en capacidad y disposición de promover acciones reales que puedan ir dando al traste, en relación con todas las actitudes delincuenciales que en esta nación se registran, empezando por las que se originan en las altas instancias políticas gobernantes, y sus entornos económicos patrocinadores, con el agravante del antinacionalismo por demás, que son los que en el fondo vienen motivando el delinquir de los de abajo, clase hacia la cual sólo se suele mirar, y querer corregir, como bien en parte lo señala en su trabajo el señor Gerson de la Rosa.

 

Una máxima sociológica que muy bien aplicaría en el caso de la República Dominicana, es aquella que reza: Los países tienen los gobiernos que se merecen”.  ¡Ellos son quienes los eligen, y de ahí proviene todo!

 

Tales cuales  sean las elecciones que se hagan, serán las respuestas generalizadas a recibir. Por tanto, aquellos mismos son los más llamados a reconsiderar sus decisiones desafortunadas, y procurar desplazar después del poder, a todos ésos que no les resulten convenientes; que no procedan como debe ser; que incumplan sus promesas electorales. Pero, ¡sin tener que matar a nadie!, reiteramos, sea cual sea el propósito o razón que se alegue.

 

Rolando Fernández

 

 

 

Lo fácil conduce a lo difícil

La modernidad ha traído consigo muchas cosas buenas para los seres humanos, y su desenvolvimiento existencial en todos los órdenes. ¡Eso es indiscutible! Pero, evidentemente, esas no han llegado solas, sino acompañadas de un sinnúmero de factores que resultan dañinos por completo, originados su mayoría en los condicionamientos mentales inducidos por los representantes del sistema capitalista explotador que rige, con el aval demagógico de los políticos de nuevo cuño, en todas las sociedades.

 

Sí, el modernismo a ultranza en que  pretende vivir la humanidad hoy, ha dotado a los hombres de todas las facilidades para su desempeño existencial: formas cómodas y placenteras de vida; disfrute de sofisticadas tecnologías; aprendizajes académicos virtuales; una fuente de información, y medio de expresión universal (Internet); y,  comodidades de transporte a granel, etc.

 

Claro, todo eso de que ahora se dispone, tiene muy alto costo para la gente, cuando no se asimila como es debido, desde el momento mismo en que se permite que tiendan a inutilizar física y mentalmente a los receptores, convirtiéndoles en máquinas robotizadas también.

 

Y eso es lo que de ordinario ocurre. Ya la mente humana muy poco se utiliza, pues la han automatizado, conjuntamente con los dispositivos e instrumentos tecnológicos modernos, que no se usan como auxiliares en sí, sino que se depende de ellos casi por completo.

 

Como es lógico entender, muchas de tales condiciones inciden de manera muy negativa en los aspectos físico-mentales, y hasta emocionales, de los hombres y mujeres que se acogen de manera total a los condicionamientos inducidos de actuación, en que se sustentan los patrones modernos de conducta.

 

Todos los factores desfavorables que se derivan de la modernidad mal concebida, tienen una incidencia que es bastante notoria; principalmente, en todos los aspectos relacionados con el desarrollo de la inteligencia humana, y las habilidades inherentes – atrofia mental -. Al igual que, en lo concerniente a la preservación de la salud física corporal generalizada.

 

Hoy la mente humana, como tampoco el cuerpo físico, son ejercitados para nada, ya que siempre se recurre a lo automatizado, como a todas las comodidades que se tienen a la mano.

 

Pero además, los asuntos alimentarios, no acorde con la naturaleza de la economía biológica humana, vienen a empeorar más aún los efectos nocivos de la llamada modernidad, con una serie de productos cosechados, o elaborados, de manera transgénica. También, cargados de sustancias químicas y pesticidas, como antibióticos por demás, que se consumen para llenarle el estómago de la gente, como se diría, sin reparar en calidad alguna, ni las recargas energéticas requeridas por los organismos.

 

Por consiguiente, la vida fácil que los tiempos modernos proporcionan a las personas, acarrean sería dificultades físico-mentales, que luego se tornan muy difíciles de subsanar, y que obviamente, requieren de grandes sacrificios económicos.

 

La mejor decisión sería, el no “extrematizar” en nada. Proceder  en parte de acuerdo con la modernidad; pero, observando un comportamiento de adhesión hacia el llamado sendero medio de actuación, sobre el cual hablaban los más connotados esoteritas orientales: ¡el no excederse nunca para ninguno de los lados!

 

¡Lo muy fácil siempre daña; conduce a lo difícil de resolver después!

 

 

 

Rolando Fernández

 

 

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